RAIMUNDO LULIO: LA FE CONSCIENTE

Conferencia pronunciada por el autor - profesor del Raimundus Lullus Institut de la Universidad de Freiburg in Br. - en Río de Janeiro, el 21 de octubre de 1998

Fernando Domínguez Reboiras


1. La filosofía de Lulio en su contexto medieval

Los estudios de teología medieval estuvieron hasta hace poco decisivamente determinados por los postulados teóricos de la Neoescolástica. Los investigadores, en gran parte miembros de órdenes religiosas, centraron su interés en Santo Tomás y, en menor medida, en San Buenaventura y Duns Escoto. Este hecho es, por una parte, explicable dado el peso específico de estas figuras. Esta investigación de corte neoescolástico, aunque supo mostrar el valor perenne de los planteamientos y soluciones de la época medieval, dejó, sin embargo, una visión parcial, monolítica y, por ello, incompleta del pensamiento medieval en su conjunto dejando olvidados aspectos extrateológicos y dejando de lado a pensadores que expresaron sus ideas al margen del rígido lenguaje de la enseñanza universitaria o al margen de los particularistas programas de estudio de las órdenes mendicantes.

A medida que se fue superando esa visión parcial se abrió un panorama más amplio del pensamiento en los siglos medievales. La especulación filosófica medieval se nos muestra más rica y variada. Con cierto retraso va ocupando también Lulio y el lulismo el puesto que le corresponde dentro del pensamiento cristiano occidental, pues la interpretación que se vino haciendo de Lulio dentro de esa visión neoescolástica era parcial e incompleta. Se limitaba a estudiar los escritos de Lulio como reflejo del monolítico pensamiento escolástico buscando afinidades y divergencias con Santo Tomás y, sobre todo, con la tradición franciscana, lamentando, casi siempre, en Lulio una falta de rigor intelectual que se explicaba por su falta de formación universitaria y su condición de autodidacta. Contra esta visión se viene resaltando en los últimos años el carácter original del pensamiento luliano sin medir sus logros o deficencias en exclusiva confrontación con la teología escolar contemporánea. El pensamiento luliano no se comprende sólo en relación con los grandes autores medievales, sino, sobre todo, en el hecho de haber intentado - quizá encontrado - Lulio nuevos y originales caminos en la comprensión de los problemas fundamentales de su tiempo.

Lulio desarrolló su pensamiento en más de 250 obras escritas durante los cincuenta años que median entre su conversión (ca. 1263) y su muerte (1316) utilizando en ellas el catalán, el latín y el árabe. La crítica histórica se enfrentó con el problema de la transmisión de este ingente corpus. Como sucedió con otros autores medievales, también ya a partir de los años inmediatos siguientes a su muerte, se atribuyeron a la autoría de Lulio obras que nada tenían que ver con su pensamiento y que con frecuencia contenían incluso doctrinas contrarias a las enseñadas por él. Después de numerosos intentos a lo largo de los últimos siglos se logró establecer definitivamente un catálogo seguro de las obras de Lulio y partiendo de esta base se pudo acometer la edición crítica de sus obras.

A lo largo de los siglos las obras de Lulio tuvieron una amplia difusión. Nicolás de Cusa transcribió de su propia mano gran número de ellas. Jacques Lefèvre d´Etaples gestionó la impresión de algunas de ellas en el siglo XVI. La primera tentativa de una edición más completa fue emprendida en Maguncia (Alemania) durante los años 1712-1742. A principios de este siglo, durante los años 1905-1950 se publicaron en Mallorca 21 volúmenes de las obras de Lulio escritas en catalán. Esta edición ha sido reemprendida en 1990. La gran empresa de la edición crítica de las obras latinas se inició con la fundación en la Facultad de Teología de la Universidad de Freiburg (Alemania) del Raimundus Lullus Institut el año 1957. De 1959 a 1965 se publicaron en Mallorca los cinco primeros tomos, a partir del tomo VI, es decir, desde 1975 se publican las Raimundi Lulli Opera latina en la serie "Corpus Christianorum-Continuatio mediaevalis", Turnhout (Bélgica). Se han publicado 22 tomos y están en imprenta otros dos más.

Gracias a los trabajos preparatorios que este esfuerzo editorial ha requerido, el pensamiento de Lulio ha podido ser estudiado con mayor exactitud dentro de su contexto medieval. El Raimundus Lullus Institut no es, por ello, un centro dedicado sólo a Lulio, sino que figura oficialmente como centro de estudio de las fuentes de la Teología de la Edad Media.

Un estudio de la obra de Lulio está, sin embargo, impedido por una serie de obstáculos. Su obra, sin embargo, no sólo es difícil de comprender a causa de su volumen sino, sobre todo, por la amplia gama de temas tratados que van más allá del monolítico temario lógico y filosófico de la enseñanza universitaria.

También su estilo singular hace que los no habituados vean en sus escritos una extraña mezcla de geniales pensamientos con increibles representaciones, singulares malabarismos gramaticales y aburridas repeticiones. A esto hay que añadir la barrera de su hermético lenguaje pues Lulio no sólo escribió en latín sino también en árabe y catalán. Aunque no se han encontrado obras suyas en árabe, el conocimiento de este idioma, que él sabía mejor que el latín, determina decisivamente su pensamiento que él expresó fundamentalmente en lengua catalana. Las personas habituadas a la lectura de latín medieval encuentran en sus obras latinas, determinadas en estilo y dicción por su lengua materna, un lenguaje insulso y mediocre (por no decir deficiente). Como escritor catalán merece Lulio el calificativo de genio, pues fue el creador del lenguaje literario en esa lengua. Fue, sin duda alguna, el primer escritor medieval que expresó contenidos filosófico-teológicos en lengua vernácula. Es por eso que para comprender a Lulio plenamente hay que leerlo en catalán.

Además de este no fácil acceso formal a la lectura de sus obras el pensamiento luliano está íntimamente ligado a su personalidad y a su agitada biografía, todos los temas están tratados desde una perspectiva muy personal y en la íntima convicción de estar llevando a cabo una tarea impuesta y dictada por Dios. Las dificultades del discurso luliano no vienen, por ello, no tanto condicionadas por la complejidad de los conceptos y sus aparentes contradicciones sino por las cesuras y silencios que impone la lectura de sus obras en las que no se propone presentar una exposición académica y sistemática de sus presupuestos intelectuales. Su única y exclusiva finalidad es la conversión del infiel. La determinante del discurso luliano no es, por ello, discursiva sino fundamentalmente apologética. Toda su obra se subordina a ese único fin. El objetivo fundamental de Lulio era escribir un libro que hiciese inteligible los dogmas cristianos a los musulmanes y judíos. A este libro le dará el título de Ars inveniendi veritatem y, considerándola una labor impuesta por Dios, trabajará incansablemente en la composición de este Arte (método) durante más de treinta años. El Ars inveniendi veritatem de Lulio es el medio en que se hallan contenidos los principios que fundamentan y hacen posible el fin primordial, en tanto que dichos principios son verdaderos, pues coinciden o reflejan exactamente los principios ontológicos universales.

Al fin de su vida Lulio mismo es consciente que, a pesar del convencimiento profundo de haber descubierto la verdad, ha fracasado en su intento de comunicar su ideario a sus contemporáneos. Su preocupación de legar sus obras a la posteridad muestran, a pesar de todo, su convicción de que su obra después de su muerte habría de seguir teniendo validez.