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Lulio, al parecer, abraza esta opinión hacia 1285; desde
entonces la sostiene siempre; su idea fundamental, calcada en las
enseñanzas de San Pablo, es la predestinación de Cristo, tanto en
lo natural como en lo sobrenatural, en el orden de la naturaleza y en
el de la gracia; el principio y el fin de la creación y de la
glorificación es Cristo, propter quem omnia, per quem omnia, in quo
omnia.
Es la misma teoría de Escoto; incluso su famoso orden del divino
querer está ya en la doctrina de Lulio.
Pero Escoto no enseña en París hasta 1306.
Aunque la teoría no es original de Lulio, nadie la ha desarrollado
tanto como él ni antes que él.
Más que escotista, debería llamarse luliana.
Leopoldo Eijo Garay
Obispo de M. A.
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