|
Si uno afirmase que toda la doctrina de la individuación tomista,
incluyendo la de las sustancias separadas y la de Dios, se basó tan
sólo en las enseñanzas filosóficas del Estagirita – teniendo en
cuenta el profundo influjo que causaron los principios metafísicos de
Aristóteles sobre la tesis de la individuación de las sustancias
materiales – se equivocaría.
Y eso porque, si bien es cierto el influjo aristotélico[1], ello
no constituye razón suficiente para negar que su doctrina haya recibido
otras aportaciones de otros filósofos y escuelas. Y, en efecto,
respecto del análisis tomista de la incomunicabilidad de la naturaleza
divina, hallamos muchas huellas de la filosofía neoplatónica,
imbricadas en sus explicaciones[2].
Sostenemos la hipótesis de que la doctrina tomista de la
incomunicabilidad divina[3], se basa fundamentalmente en la noción
de unitione divina, en la medida en que se refiere a la unicidad de su
esencia y se extiende comúnmente a las Tres Personas divinas. No
obstante, creemos que el tenor metafísico que posee esta expresión
dentro del contexto del análisis de la naturaleza divina tiene que ver
con las especulaciones tomistas acerca de las nociones de unum y
unitas.
Sin embargo, cuando el Aquinate se refiere a estas nociones aplicadas
al estudio de la unidad divina, la mayoría de las veces, se refiere a
las aportaciones de filósofos neoplatónicos[4]. A partir de
ahí, quisiéramos poner de relieve que la doctrina de la
incomunicabilidad de la esencia divina según el Angélico, se
fundamenta, de algún modo, sobre algunas contribuciones acerca del
concepto de unitione divina que, en su momento, propuso Dionisio en
su obra De divinis nominibus [5].
Si logramos demostrar nuestra hipótesis, afirmaremos, a la vez, dos
cosas, a saber, que los principios aristotélicos no fueron los
únicos a determinar, sustancialmente, la doctrina de la
individuación tomista, por lo menos en lo que se refiere a la
afirmación de la unicidad divina; y que el influjo de la doctrina de
la unitione divina de Dionisio, filósofo neoplatónico, sobre el
pensamiento de la incomunicabilidad divina defendido por Tomás de
Aquino, ha sido, efectivamente, fundamental.
En resumen, sostenemos que la doctrina de la incomunicabilidad divina
planteada por el Aquinate, se establece, de algún modo, sobre las
aportaciones del pensamiento neoplatónico de Dionisio acerca de la
doctrina de la eJnwvsew"th`" qeiva", hallada, sobre todo, en el
segundo capítulo de su PeriV qeivwn ojnomavtwn[6].
|
|