II

La cuestión de si el Verbo divino habría asumido a su persona la humana naturaleza, aunque Adán no hubiese pecado, aparece terminantemente propuesta y resuelta afirmativamente a fines del primer tercio del siglo XII por el Abad Ruperto de Deutz y por Honorio de Autún[1].

No pensó siempre así el Abad Ruperto. En obra comenzada en 1114 y terminada en 1117 escribió:

"porque por causa nuestra has sido hecho Dios. Pues si no hubiésemos sido pecadores, ninguna causa habría para que Tú debieses ser hecho Dios... Si no hubiesen pecado los siervos, tampoco habría sido asumida por Dios Nuestro Señor la naturaleza vilísima"[2]

En diversas obras escritas entre 1117 y 1126 dice que la encarnación, la pasión, la resurrección y la ascensión forman la cuadriga de Aminadab con que Cristo se opone a las fuerzas del mal[3] y con la que el mundo se salva[4]; esos cuatro misterios son lo más grande que por causa de nosotros ha hecho en Cristo la Santísima Trinidad[5]; son los cuatro ríos que salían del Paraíso para regar toda la tierra[6].

Como se ve, no sólo van juntas y ligadas la encarnación y la pasión redentora, sino la caída humana se presenta como la causa única de que Dios haya tomado naturaleza humana.

Poco antes de 1126 escribió su obra De victoria Verbi Dei, en la que trata de la encarnación sin supeditarla a la redención humana[7].

Y he aquí que en una obra escrita, al parecer, entre 1126 y 1128 dice:

"La intención de la Santísima Trinidad al decir hagamos el hombre a nuestra imagen y semejanza miraba al que ahora está sentado a la diestra del Padre en el Cielo, "mediador de Dios y de los hombres, el hombre Cristo Jesús" (I Tim. II); ¿ acaso cuando dijo aquello la Santísima Trinidad no pensaba en este hombre ni se lo proponía, y sólo tras el pecado de Adán pensó Dios en que el Hijo de Dios se hiciese hombre para redención del género humano? Este hombre que el Verbo había de asumir en unidad de persona "in ipso vita erat" antes de que los ángeles fuesen hechos" [8]

Y en otra del mismo bienio:

"¿ Cuál es la causa por la cual Dios lo creó todo, sino este Hijo del hombre? Religiosamente se ha de decir, reverentemente se ha de oír, que para coronar de gloria y honor a este Hijo del hombre Dios lo ha creado todo"[9]

Los textos escriturarios en que se apoya son de San Pablo (Heb. II):

"... dispensatio sacramenti absconditi a saeculis in Deo, qui omnia creavit", y "propter quem omnia et per quem omnia".

Pero vuelve en seguida sobre el tema, tan frecuente en sus obras, de los cuatro misterios: encarnación, pasión, resurrección y ascensión.

Y añade un poco más adelante:

"Aquí primero hay que preguntar si este Hijo del Dios de quien aquí se trata, aunque el pecado por el cual todos morimos no hubiese ocurrido, se hubiese hecho hombre o no. Que no se habría hecho hombre mortal si no hubiese habido el pecado por el cual todos nosotros también hemos sido hecho mortales, nadie lo duda, nadie sino el infiel lo desconoce. Lo que preguntamos es si había de ser, y en algún modo era necesario al género humano, que Dios-Hombre fuese constituído cabeza y rey de todo, como ahora lo es; ¿ qué se ha de responder a esto? Cierto, de todos los santos y elegidos es cosa segura que todos ellos, y sólo ellos, hubiesen nacido aunque no hubiese ocurrido aquel pecado de la primera prevaricación... Pues si es absurdo creer que para que ellos naciesen fue necesario el pecado, ¿ qué se ha de decir de esta cabeza y rey de todos los elegidos, ángeles y hombres, sino que mucho menos fue el pecado causa necesaria para que él se hiciese hombre y tuviese las delicias de su caridad en habitar con los hijos de los hombres? (Prov. VIII)"[10]

La proposición es clara y terminante y, sin embargo, prosigue el texto considerando la encarnación tan ligada a la redención que repite, aunque con diversas palabras, lo que ya he copiado de su obra De Trinitate et operibus eius (nota 2), y pone en labios de Jesucristo estas frases, tan llenas de mansedumbre y humildad:

"Nec ego talis ac tantus nunc existerem nisi causa tui, nisi propter peccata generis humani."

Y añade:

"Vemos - dice el Apóstol - a Jesucristo, por la pasión, coronado de gloria y honor; luego los impíos y malvados le fueron causa de ser coronado y sentado a la diestra del Padre"[11].

Hay contradicción entre ambos conceptos; sólo no la habría si el Abad Ruperto contemplase dos distintos decretos divinos; pero por todo el contexto parece referirse al decreto actual.

En resumen, creo que la doctrina del Abad Ruperto puede cifrarse en estas palabras: Aunque opino que si Adán no hubiese pecado el Verbo se habría hecho hombre, lo cierto e indudable es que si se ha encarnado ha sido para redimir al humano linaje, y que la exaltación de Cristo hombre a la dignidad divina es debida a la necesidad humana de redención.