NOTAS

[1] Nueve años después de la muerte de Ramon Llull, en 1325, Tomás le Myésier, canónigo de Arras, escribía el Electorium, la primera síntesis conocida del pensamiento luliano. Le Myésier legó el Electorium al Colegio de la Sorbona de París.

[2] Antonio Oliver, en la reseña que hizo del discutido libro de J. Sáiz de Barberá, Raimundo Lulio, genio de la filosofia y mística española, deja bien claro cuánto debe Llull a la filosofia aristotélica al indicar algunos temas lulianos en los que la influencia aristotélica es muy profunda: el valor y significación de los elementos; la posición del hombre, microcosmos, en el universo; la teología de las dignidades; la política; la forma e incluso, a menudo, la inspiración poética; el optimismo sobre el poder de la razón; y, sobre todo, el sólido método apologético que consiste em partir de una base común a los interlocutores. Cf. EL, IX (1965), p. 255-276.

[3] Cf. Arbre de Ciència, Del Pròleg, Obres Essencials, Editorial Selecta, 1957, vol. I, p. 555

[4] La bibliografía sobre el Ars luliano es ya bastante extensa. Entre otros, se pueden consultar con provecho los siguientes artículos Robert Pring-Mill, The Lullina ‘Art of Findig Truth’: A Medieval System of Enquiry, Catalan Review, IV (1990) 55-74; Armand Llinarès, Sens et portée de l’Ars Generalis ultima de Lulle, in “Studia Historica et Philologica in honorem M. Batllori”, Roma 1984, 851-866.

[5] Cf. Breviculum, Pars Dispositiva, p. 53-54. El Electorium de Le Myésier fue redactada en cuatro versiones — magnum, medium, parvum y minimum — de las cuales se han perdido la segunda y la cuarta. La primera, conocida como Electorium, es un manuscrito enorme de más de 500 folios. La versión minimum, llamada también de Breviculum, fue donada por el propio Le Myésier a la reina de Francia y Navarra, Da. Juana de Borgonha-Artois, esposa de Felipe V. La versión crítica del Breviculum fue editada en 1990, en la colección “Corpus Cristianorum Continuatio Medievalis” vol. 77, como Suplemento Luliano n. 1 das ROL . Citaré por el Breviculum.

[6] En la pretensión de construir toda la filosofía desde el sujeto hay algo interesante. La sospecha de que el ser del hombre no tiene el mismo rango que el ser del universo; el ser del hombre tiene mayor dignidad. Y esto es ya un avanzo. De hecho, el ser del universo es el ser que estudia la metafísica. Pero el ser que estudia la metafísica es el ser como principio, como fundamento de todo. Al estudiar el ser del hombre no se lo coloca bajo esta perspectiva de fundamento. El ser del hombre escapa a este planteamiento del fundamento porque incluye la libertad. La libertad, vista desde la metafísica, se considera un tema de las categorías: una propiedad de los actos voluntarios humanos. Pero esto es poco para la libertad. Hay que ver la libertad desde la perspectiva del ser, no basta verla desde la operación. Desde la perspectiva del ser la libertad gana un valor trascendental, y nos permite construir una antropologia trascendental. En una consideración predicamental del hombre, la antropologia no es una filosofía trascendental, sino una filosofía segunda. Debo estas ideas a Leonardo Polo, que me ha ayudado a compreender el pensamiento de Llull. Cf. Leonardo Polo, Presente y futuro del hombre, Rialp, 1993, passim. Llull concede un estatuto superior a la voluntad y a la libertad, al considerarlas como principios universalísimos o dignidades.

[7] Cf. Breviculum, Pars Dispositiva, p. 56, líneas 257-260.

[8] Sobre la doctrina del conocimiento como acto expresivo y locutivo consúltese la obra de excepcional valor y significado de Francesa Canals Vidal, Sobre la esencia del conocimiento, Promociones Publicaciones Universitarias, Barcelona 1987.

[9] Cf. Breviculum, Pars Dispositiva , p. 56, líneas 274-275.

[10] Cf. id, id., p. 57, líneas 417-428 y p. 60, línea 626. Portanto Lúlio separa-se de Parménides para quien el ser posible no es real. Lúlio, en este punto es también aristotélico.

[11] Cf. id, id., p. 60, líneas 614-616.

[12] Cf. L. Polo, op. cit., p. 149-150.

[13] Estas tres citas del Arbor scientiae fueron extraídas del texto crítico latino aún inédito que está siendo preparado por Pere Villalba para la colección de las ROL.

[14] Incluimos también en ellas todas las filosofías de la acción, el idealismo alemán y el personalismo de Mounier..

[15] Le Myésier aclara que Aristóteles ya afirmaba que todas las cosas eran tres y se dividían en tres dimensiones, Cf. De Caelo et Mundo, I i, (268a 7-15) y que los pitagóricos alegaban que todo insinuaba una tríplice composición: el fin, el medio y el principio. Cf. Breviculum, Pars Dispositiva, p. 60, líneas 654-665.

[16] Cf. id, id., p. 65, líneas 1070-1074.

[17] Cf. id, id., p. 66, líneas 1086-1137.

[18] Cf. id, id., p. 66-67, líneas 1153-1161.

[19] Las categorías aristotélicas, que clasifican los entes en diversos grupos o géneros, fueron establecidas a partir de la estructura predicativa del lenguaje. Para esta parte de las categorías aristotélicas y su unificación, véase, el excelente libro de Jesús de Garay, Los sentidos de la forma en Aristóteles, Eunsa, Pamplona 1987, p.101.

[20] En el juicio “la manzana es verde” la actualidad de la “manzana” es mayor que la de “verde” , no obstante en el juicio las unifiquemos. De cualquier modo la verdad de la proposición depende de la verdad del ente real, que se origina en su acto de ser. Esa verdad real es la que pretende desvelar Llull con los mecanismos del Arte.

[21] Cf. Met., VI-4, 1028a 1-2: “Causa enim huius quidem indefinita, illius vero mentis aliqua passio, et utraque circa reliquum genus entis, et non extra ostendunt entem aliquam naturam entis.”

[22] Cf. Met., XI-8, 1065a 23-24: “Quod autem ut vere ens, et secundum accidens, hoc quidem est in complexione mentis et passio in hac: propter quod circa sic quidem ens, non quaeruntur principia.”; Id., VI-4, 1028a 3-4: “Perscrutanda vero sunt ipsius entis causae et principia, inquantum ens”.

[23] Para ese tema consúltese Jesús de Garay, Los sentidos de la forma en Aristóteles, Eunsa 1987, p.150-152 y Tomás de Aquino, In Met., lib. III, lec. 10, n. 463 - 465: “Scientia autem est de his, non quia sint unum numero in omnibus, sed quia est unum in multis secundum rationem".

[24] Otro problema sería examinar la compatibilidad entre la lógica aristotélica y el Ars luliano. De hecho, no parecen compatibles, pues la primera busca las diferencias entre formas que, al ser participadas por entes diversos, son unificadas por el entendimiento en el concepto; mientras que la última intenta alcanzar las diferencias y determinaciones de actos, que son distintas de las diferencias que ocurren entre las ideas. Las ideas son las formas pensadas, y siempre se presentan iguales. Las diferencias que se encuentran en la realidad extra-mental son diferencias de movimientos y actividades. Por tanto unas no coinciden con las otras.

Algunos acusaron a Llull de avicebronismo, esto es, de querer identificar la composición real de los entes con la composición de las ideas con las cuales los conocemos, pero es necesario tener en cuenta que tal crítica sólo tiene sentido desde una postura aristotélica que quisiera acoger para sí el Ars luliano. Todavía, Llull no estaba preocupado con la compatibilidad entre la lógica aristotélica y su Ars porque estaba convencido de que el Ars era superior y alcanzaba resultados más completos. Todo parece indicar que el Ars incluye la lógica aristotélica.

[25] Cf. MOG III, ii, 1 (55), citado por J. M. Ruiz Simon, “Quomodo est haec ars inventiva”(L’art de Llull i la dialèctica escolàstica), Studia Luliana 33 (1993), 77-98

[26] “Metaphysica enim considerat res, quae sunt extra animam, prout conveniunt in ratione entis: Logica autem considerat res secundum esse, quod habet in anima, quia tractat de quibusdam intentionibus, quae consequuntur esse rerum intelligibilium, scilicet de genere, specie & talibus, & de iis, quae consistunt in actu rationes, scilicet de syllogismo, consequentia & talibus; sed haec Ars tanquam suprema omnium humanarum Scientiarum indifferenter respicit ens secundum istum modum & scundum illum.” Introductio Artis demonstrative, MOG III, ii, 1 (55), citado por Simon, op. cit. p. 95.

[27] El acto no es la forma; es mejor decir que la forma es forma por el acto. Las formas que se encuentran en los entes constituyen las determinaciones que están presentes en ellos. Son inteligibles, pero el acto que las constituye también lo es: ”El ser es lo innombrable, lo inconceptualizable; pero no porque sea irracional, sino porque el nombre o la idea no son lo único inteligible. La lógica de las palabras o la lógica de ideas no son las únicas lógicas. La lógica de los actos humanos, p. ej., no es lógica de nombres ni de ideas, pero es lógica.

El ser no es actividad informal e indiferenciada. Todo acto posee una forma, en tanto que está internamente diferenciado. El acto de ver no es el acto de pensar, aunque ambos sean acto. Hay que rechazar la visión imaginativa del acto que lo supone como una energía absolutamente indeterminada que puede recibir formas diversas. Los actos, por el contrario, se diferencian. Lo pensado posee una unidad aun cuando las ideas o las proposiciones sean distintas; lo mismo pasa con las palabras: pues bien, también el mundo del acto (esto es, el mundo real) está diferenciado: lo que sucede es que sus diferencias no son como las diferencias entre las ideas o entre las palabras”. Jesús de Garay, op. cit., p.150.

[28] Aristóteles presenta su lógica demostrativa en su Analítica, en los Primeros y Segundos Analíticos.

[29] Con el Arte se pueden abordar temas de fe, se así lo desea el artista; pero al ser contemplados por ella, estos temas entrarán siempre a título de contenido, nunca de argumento. Una de las características más originales de la obra luliana consiste en la ausencia casi que total de argumentos de autoridad, incluidas las Sagradas Escrituras. Sobre esa cuestión, cf. Anthony Bonner, A “arte” luliana como autoridad alternativa, VERITAS v. 41, 163 (1996) 457-472.

[30] “Igitur per hanc Artem possumus invenire infinitas habitudines, & secundum eas formare diversas propositiones”, Introductio Artis demonstrative, MOG III, ii, 33 (87), citado por Simon, op. cit. p. 85.

[31] L. Polo dice que en Teoría del Conocimiento se puede demostrar que todos los errores son incongruencias, y llama congruente al acto que no es menos que la forma por él alcanzada.

[32] Aunque Llull utiliza explicitamente la demostración per aequiparantiam sobre todo al tratar de la Trinidad, pensamos que ella impregna toda la obra luliana, pues se enmcuentra en la base de todos sus argumentos de conveniencia.

[33] La edición crítica de todas ellas fue publicada en el vol. XX de las ROL, en la colección Corpus Cristianorum Continuatio Mediaevalis, vol. CXIII, Brepols. 1995.

[34] Fue este Llull de la última fase, que entusiasmó a Nicolás de Cusa, al punto de mantener en su biblioteca particular más de ochenta obras del mallorquino.

[35] Liber de intellectu, II, i , p. 200 líneas 44- 50.

[36] En lógica aristotélico-tomista la simples aprensión ya nos levanta al nivel del ser. En la abstracción obtenemos una esencia que vemos realizada por el ente que conocemos. Después, a través de muchos juicios, vamos atribuyéndole diferentes formalidades. Llull mantiene el mismo mecanismo — abstracción de la especie inteligible, actividad del entendimiento agente, etc. — pero al mismo tiempo intenta captar directamente el acto de ser del ente conocido a través de un examen meticuloso de la concordancia de los principios del acto.

[37] Y de nuevo cito a Jesús de Garay: “Las diferencias del logos son indisolubles del ser como acto. No cabe pensar — aunque sí imaginar — un ser enteramente indiferenciado. El ser de lo real en cuanto real no es el género máximamente indeterminado carente de formalidad. De acuerdo: el ser no es una determinación más, sino algo que trasciende las determinaciones; pero tal determinación no comporta ausencia de diferencias. Si ser no es “algo” , ser no es nada. Hay que ser sin embargo prudente con la interpretación del “algo”: “algo” aquí no es sólo una palabra o idea, sino también, y ante todo movimiento y actividad: por eso, las diferencias de la realidad no son tampoco primariamente diferencias de palabras o de ideas, sino en primer lugar de movimientos y actividades.”Jesús de Garay, op.cit, p.151 y vuélvase a leer la nota 24 de este trabajo.

[38] “Lo que vale en las criaturas o fuera de ellas no tiene nada que ver con la psicología. Porque valor no es valorar. El juicio o la inteligencia valoran; pero esta palabra es analógica, porque lo que realmente hace el juicio es estimar. Pero el valor en sí mismo es una perfección divina en sentido luliano. De aquí que una cosa vale, prescindiendo de que se le reconozca o no este valor, porque en cada ser urgen las ordenaciones eternas, que no pueden dejar de estar en concordancia con las perfecciones divinas. De aquí que cuando el bienaventurado maestro aprecia el valor esencial de las Emperatrices divinas en el seno de la Divinidad y en sus semejanzas, no trata de motivos psicológicos, sino que designa, con un sentido realista, unas formas determinadas e inconfundibles de realidad. Así, dice: “Divina Bondad y creada bondad participan en semejanza”, “Cuanto vale, vale en Dios”. Y “los valores valen más en sí mismos que fuera”; “toda belleza vale más dentro que fuera.”, en Francisco Sureda Blanes, La simbología en el pensamiento filosófico luliano, Revista de Teología, III (1944) ns. 10-11, p. 499. Llull fue el primero a utilizar el término valor en el sentido que lo utilizamos hoy en día. Para el tema del valor en Llull, cf. P. Erhardus W. Platzeck, De valore ad mentem Beati Raimundi Lulli, Antonianum, XXX (1955) Fasc. 2, p. 151-184.

[39] Llull con este trabajo pretendía defender la concordancia entre filosofía y teología, cf. Principia Philosophiae, ROL XIX, opus 86, Introducción de Fernando Domínguez Reboiras, Brepols 1993, p. 5.

[40] “Utrum aliquod non ens possit esse per aliquem modum ens reale? Resp. Si non ens est in anima similitudo entis realis, omne ens, quod est extra animam, est ens reale. - Supposito, quod non esset intellectus: utrum non ens foret possibile? Resp. Si extra intellectum nullum non ens est ens, solus intellectus facit non ens”, Principia Philosophiae, p. 161-2 y 241. El primado del ente real sobre el ideal — el no-ente, o la nada, construída por la mente — que se revela en estas breves citas situa Llull en plena oposición a Hegel, para quien el ser como idea, o el ser en su estado de reflexión con el no-ser , tenía absoluta prioridad.

[41] E. Colomer afirma que “pocos sistemas medievales se han acercado tanto como el de Llull al ideal platónico y hegeliano de una lógica que sea a la vez ontología.” cf. Miscellanea Mediaevalia, t. 2, Berlín 1963, 582-588, p. 582. citado por Fernando Domínguez Reboiras, ROL XIX, Brepols 1993, Introducción a Principia Philosophiae, p. 14 nota 25.

[42] Tomás de Aquino, utilizó además de este procedimiento, el platónico (la multiplicidad es causada por la unidad) y el aristotélico (una perfección se encuentra realizada en diversos grados por referencia a un máximo), para demostrar la existencia de Dios por la cuarta vía. Cf. Francisco P. Muñiz, La <<cuarta vía>> de Santo Tomás para demostrar la existencia de Dios, Revista de Filosofía, 10-11(1944), p.417-422.

[43] Cf. Esteve Jaulent, A demonstração por equiparação de Raimundo Lúlio (Ramon Llull), em “Lógica e Linguagem na Idade Média”, org. Luis A. De Boni, Edipucrs 1995, p. 157-158

[44] Cf. “Bonitas est. Et quaedam bonitas est propter se ipsam. Et talis bonitas est in superlativo gradu, eo quod non habet aliquid, quod sit de suo genere, supra se, et quia etiam perficit omnes alias bonitates, quarum nulla propter se ipsam est. Et si talis bonitas non est, suum oppositum est; et ipsa privata, omnes aliae bonitates sunt imperfectae. Et quia hoc est impossibile, idcirco ipsa summa bonitas est. Quae est ratio ipsi enti optimo, quod producat optimum.Aliter ipsa bonitas non esset summa et in superlativo gradu permanens.” Metaphysica nova et compendiosa, III dist., in ROL VI, op. 156, p.11.

[45] De les flors del Arbre apostolical, 1 y 2, ORL, XII, p. 42s. re 47, citado por Francesc Canals Vidal, La demostración de la Trinidad en Ramon Llull, Estudios Lulianos, 25 (1980) p.8

[46] Cf. Francesc Canals Vidal, id. p.12-13

[47] Arbre de Ciència, De les flors del Arbre Apostolical, 2. De la unitat de Déu, XII ORL, p. 46 y 47-8, citado por Francesc Canals Vidal, id. p.13

[48] Véase la nota n. 37.

[49] Como muy bien dice Eudald Forment, la onto-teo-logía se instala en el ente y se olvida del ser, cf. E. Forment, El problema de Dios en la metafísica, Promociones Publicaciones Universitarias, Barcelona 1986, p. 195.

[50] Cf. Ignacio Falgueras, Esbozo de una filosofía trascendental: Introducción, Anuario Filosófico, XXIX/2-1996, Serv. de Publicaciones de la Univ. de Navarra, pp. 496-7.

[51] Cf. Andrea Dalledonne, Cenni sul pensiero e sull’opera del padre Cornelio Fabro, in “Cornelio Fabro pensatore universale”, Andrea Dalledonne i Rosa Goglia, Frosinone, 1996, p. 48. “All’immanentismo progressistico si deve, allora, opporre l’<autentica immanenza> la quale ‘é ... nel possesso inalienabile della liberta dell’io che opera il movimento doppio quello dell’immanenza nella fondazione sull’assoluto e quello dell’immanenza nella crescente consapevolezza che l’io ha nella responsabilità delle proprie scelte. Una immanenza in cui l’io é principio, medio e fine, perché collocato nell’infinito’”.