NOTAS

[1] “[...] los toma para sí como directivas de sus propias meditaciones. Si no fuese así, no hubiera escrito todavía en el año 1716 a la reina de Inglaterra: ‘Yo no hubiera tocado por nada esta cuestión del vacío, si no hubiese observado que la opinión del vacío perjudica a las perfecciones de Dios (déroge aus perfections de Dieu) como casi todas las demás opiniones que son contrarias a las mías. Pues las mías son ligadas casi todas con el gran principio de la suprema razón y perfección de Dios.” E.W. Platzeck, “Gottfried Wilhelm Leibniz y Raimundo Llull”, en: Estudios Lulianos 16 (1972), pág. 129-193, aquí pág. 179.

[2] Nombre adoptado por el panteista inglés John Toland (1705) . Inspirado por el pensamiento de Laelius (1525-1562) y Faustus (1539-1604) Socinus. Toland admitía estas tres concepciones: i) el universo cambia continuamente; ii) el universo no tiene centro ni periferia; iii) Dios es intramundano. Tanto Miguel Servetius (1511-1553) como Giordano Bruno defendieron estas posiciones. En la actualidad algunos científicos adhieren a estas ideas. Ver: www.home.swbell.net/noam/index.htm

[3] “[...] la naturaleza es dependiente de un artesano demasiado perfecto para hacer una obra que tenga necesidad de ser reparada.” Clarke, Samuel; Leibniz, Gottfried Wilhelm, La Polémica Leibniz-Clarke, Madrid, Taurus, 1980, pág. 83.

[4] “[...] reconheço e exalto a habilidade de um artifice, não só ao mostrar quais os desígnios que teve ao fazer as peças da sua máquina, mas ainda ao explicar os instrumentos de que se serviu para construir cada peça, sobretudo quando estes instrumentos são simples e engenhosamente inventados” (“§22 [...] reconozco y exalto la destreza de un obrero, no sólo mostrando que designios há tenido al hacer las piezas de su máquina, sino también explicando los instrumentos de los que se há servido para hacer cada pieza; sobre todo cuando estos instrumentos son simples e ingeniosamente inventados [...]”) G.W. Leibniz, Discurso de Metafísica (1686), Lisboa, Edições 70, 1985, pág. 56.

[5] Tanto Llull como Leibniz debaten la existencia del ocio y el vacío en la naturaleza. Para la época el problema se denominó “horror vacui” y “horror otiositatis”. Conservo la expresión completa porque el “horror”, el vacío y el ocio son objeto del debate. No hay tal “horror” si se explica porque no hay vacío u ocio.

[6]

Et en totes ses dignitas
Sens que ociós foe ‘stats
Eternalment et infinida,
E non pogra ser complida
Neguna de ses dignitats,
Pus hi fos ociositas.

Aplicació de Art general – De teologia, I y II, en: Obras rimadas de Ramon Llull, ed. Rosselló, Palma, 1859, pág. 387-388. L. Eijo Garay, “Las dignidades lulianas”, en: Estudios Lulianos 18 (1974), pág. 26-46.

[7] En la figura A del Ars Magna encontramos la representación de los enunciados no-contradictorios de las virtudes divinas. Para Llull cada virtud se convierte con las demás y cada enunciado se convierte con la esencia del Ser primero. Las virtudes se postulan como no-contradictorias y la convertibilidad de las virtudes en los enunciados demuestra la realidad del Ser primero en sus virtudes. Ver nota 9.

[8] “Lulio, como base y arranque de toda su Arte fija esas cualidades bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, etc. como ‘principios primitivos verdaderos y necesarios, sin los cuales nada hay, y por los cuales cuanto existe se aleja del no ser’; pero al tratarse de Dios, es decir del Supremo ser, cuyos atributos y perfecciones son verdaderos principios de toda perfección creada, los llama dignidades.” L. Eijo Garay, art. cit., pág. 27.

[9] “Raimunde, advertas, quod principia primae figurae sunt in Deo dignitates reales, quae sine confusione invicem convertuntur simpliciter in una simplicissima essentia deitatis, ut bonitas Dei sit magna de se et per se et propter se, ne in Deo sit compositio et accidens. Oportet etiam quod quaelibet dignitas habeat actum suum intrinsecum, essentialem, naturalem, substantialem, et quod omnes actus convertantur et sint unus actus numero simpliciter infinitus et aeternus, ne inde vacuitas, otiositas et defectus.” Thomas Le Myésier, Breviculum seu electorium parvum Thomae Migerii, (Corpus Christianorum Continuatio Mediaevalis LXXVII), Turnhout, Brepols, 1990. Figura IV, parágrafo 2, linea 10-19.

[10] “[...] usa Lulio de las palabras: Dignidades, Atributos, Virtudes, Propiedades, Cualidades y Perfecciones, unas veces poniendo una sola de estas palabras, otras poniendo dos o más, para expresar las divinas perfecciones; pero no indistintamente; ni llama dignidades a todas las perfecciones, ni a las que da ese nombre, se lo da siempre, sino sólo en determinados tratados.” L. Eijo Garay, art. cit., pág. 26.

[11] “Este tecnicismo no es hoy extraño porque hemos dado carta de naturaleza a la palabra griega, y decimos axioma; axioma en griego se traduce en latín dignitas (de axios digno) [...]” L. Eijo Garay, art. cit., pág. 30.

[12] “Para extirpar equivocaciones y dudas llamamos estos principios simple y absolutamente primeros, no precisamente porque ellos descienden de otros, sino porque ellos no descienden de otros; y en esto se ve que tal primitividad más retiene la naturaleza de la primitividad que la primitividad de la causa y el efecto; porque la primera es absoluta mientras la otra es respectiva.” De demonstratione per aequiparantiam. Prólogo. Citado por L. Eijo Garay, art. cit., pág. 31.

[13] “[...] Dignidades, que son las perfecciones, atributos y virtudes de Dios de que son participación y semejanza cuantas perfecciones y virtudes en mayor o menor grado haya en las criaturas; de suerte que por el conocimiento de ellas, raciocinando, se eleva nuestra inteligencia al de las de Dios.” L. Eijo Garay, art. cit., pág. 25.

[14] G.W. Leibniz, Sämtliche Schriften und Briefe, Sechste Reihe, Vierter Band, Teil B, 1677 – Juni 1690, Berlín, Akademie Verlag, 1999, pág. 1021, Frag. 215, “Cyclognomica” (1677-1679).

[15] “Todas las perfecciones son compatibles entre sí, es decir pueden tenerse en el mismo sujeto. Llamo perfección (de Dios) cada cualidad simple que es positiva y absoluta o sea que exprime sin algunos límites por más que exprime.” E.W. Platzeck, “Gottfried Wilhelm Leibniz y Raimundo Llull”, en: Estudios Lulianos 16 (1972), pág. 129-193, aquí pág. 168-169.

[16] “No oso definir por ahora, si jamás pueda ser establecido por los hombres un perfecto análisis de las nociones o sea si [los hombres] puedan reducir sus pensamientos a ciertos ‘prima possibilia’ y a nociones en si irresolubles o, lo que da lo mismo, a los atributos absolutos divinos, como a las causas primeras y a la última razón de las cosas.” Cita de Meditationes de cognitiones, veritate et ideis (1684) en E.W. Platzeck, art. cit., pág. 167.

[17] “[...] Deus é um ser absolutamente perfeito; mas não se consideram suficientemente as consequências disto; e para nelas penetrar mais profundamente, vem a proposito observar que há na natureza muitas perfeições, todas diferentes, que Deus possui todas em conjunto, e que cada ume lhe pertence no mais alto grau.” G.W. Leibniz, Discurso de Metafísica (1686), Lisboa, Edições 70, 1985, pág. 11-12.

[18] “[...] La multiplicidad no puede tener su realidad sino de las unidades verdaderas, las cuales proceden de otro lugar y son otra cosa que los puntos de los cuales es patente [...]” Nuevo Sistema de la Naturaleza (1695), Tratados fundamentales, Madrid, Ed. Losada, BA, 1946.

[19] “Raymond Lulle encor fit le mathematicies et s’avisa en quelque façon de l’art des combinaisons. Ce seroit sans doute une belle chose, que l’art de Lulle si ces termes fundamentaux [Unum, Verum, Bomun] Bonitas, Magnitudo, Duratio, Potentia, sapientia, Voluntas, Virtus, Gloria n’estoient pas vagues et par consequent servoient seulement à parler et point du tout a decouvrir la verité.” Projet et essais pour arriver à quelque certitude pour finir une bonne partie des disputes et pour avancer l’art d’inventer (1686), en: Couturat, Fragments Inédits, reimpr. Hildesheim, 1961, pág. 177.

[20] “Este postulado de no considera las causas efectivas sin las causas finales –es decir, sin rehusar el punto de vista teleológico en la metafísica– puede todavía juzgarse como consecuencia de las tesis de los dos pensadores Llull y Leibniz, según la cual los principios absolutos en sumo grado se exigen mutuamente, sobre todo el poder, la sabiduría, la perfección y la gloria de Dios.” E.W. Platzeck, “Gottfried Wilhelm Leibniz y Raimundo Llull”, en: Estudios Lulianos 16 (1972), pág. 129-193, aquí pág. 155.

[21] “A causa de la coincidencia de todos los atributos divinos en la esencia de Dios –y esta coincidencia es un postulado absolutamente necesario, si se acepta la existencia de Dios–, valen las proposiciones siguientes: La sabiduría divina es su bondad, y su bondad es su poder; consecuentemente la sabiduría divina es el poder de Dios. De modo semejante declara Leibniz en su Specimen calculi universalis: Dios es sabio, el sabio es justo, luego Dios es justo.” E.W. Platzeck, art. cit., pág. 178.

[22] Leibniz recuerda el debate medieval en filosofía natural (la eternidad del mundo, la permanencia de la materia) con los averroístas y su prolongación hasta Socinus y Bruno. No se puede afirmar si Leibniz conoció los argumentos lulianos contra el ocio en la naturaleza, aunque en el siguiente fragmento se refiere a la influencia averroísta en la primera época de la nueva ciencia: “[...] houve um tempo em que o averroísmo quase prevaleceu entre os filósofos da Italia [...]” Discurso sobre a teologia natural dos Chineses, Lisboa, Colibri/Universalia, 1991, pág 44.

[23] “Si el espacio es propiedad o afección de una sustancia que está en el espacio [...] he ahí una extraña propiedad o afección que pasa de sujeto a sujeto. Los sujetos dejarán así sus accidentes como un vestido com el fin de que otros sujetos se puedan revestir. Después de eso cómo se distinguiran los accidentes de las sustancias?” Clarke, Samuel; Leibniz, Gottfried Wilhelm, La Polémica Leibniz-Clarke, Madrid, Taurus, 1980, pág. 110.

[24] “Según ellos, Dios tiene necesidad de poner a punto de vez en cuando su reloj [...] Esta máquina de Dios es tan imperfecta que está obligado a ponerla en orden de vez en cuando [...]” Clarke, Samuel; Leibniz, Gottfried Wilhelm, ob. cit., pág. 51.

[25] “Improbat illa quod Newtonus cum suis vult, Deum subinde opus habere correctione suae machinae et reanimatione.” Leibniz to Wolff 12, dec/175.258, en: The Correspondence of Isaac Newton, vol. VI, 1713-1718, Cambridge, University Press/Royal Society 1976.

[26] “El espacio es el organo del que se sirve Dios para conocer las cosas.” Clarke, Samuel; Leibniz, Gottfried Wilhelm, ob. cit., pág. 33.

[27] “Leibniz habla a veces frente a una actitud fatalística de ciertas ‘raissons paresseuses’ y dice en su Théodicée: ‘la razón ociosa es un verdadero sofisma’, rechaza también el ‘Sabbat des Quiètes’ en Dios, es decir ‘el estado de holgazanería y de inutilidad’”. E.W. Platzeck, art. cit., pág. 155.

[28] “M. Clark dispute contre le sentiment des Cartesiens qui croyent que Dieu ne sauroit destrire une partie de la matiere pour faire une viude, mais je m’etonne qu’il ne voye point que si l’Espace est une substance different de Dieu, la même difficulté s’y trouve. Or de dire que Dieu est l’Éspace, c’est luy donner des parties.” The Correspondence of Isaac Newton, vol. VI, 1713-1718, Cambridge, University Press/Royal Society, 1976, pág. 252.

[29] “Dios no hace nada por casualidad, no es un Dios arbitrario. No es el Dios del poder absoluto en el sentido de que este concepto pueda prescindir de la sabiduría divina.” E.W. Platzeck, art. cit., pág. 146.

[30] “El método combinatorio se justifica para él por el hecho, supuesto por la fe, de que los atributos de Dios como su bondad, su grandeza, su poder, su sabiduría, su voluntad etc, se conciben como valores absolutamente equivalentes, pues coinciden en plena identidad con la esencia divina. Por consiguiente son la base óntica del cálculo generalísimo de la combinatoria.” E.W. Platzeck, art. cit., pág. 133.

[31] “El principi de raó suficient, tal com és descrit per Leibniz a la Monadologia afirma que un fet no pot ser veritable o existent ni cap enunciat pot ser veritable sense que hi hagi una raó suficient perquè sigui així i no d’una altra manera. L’Art de Llull actua d’acord amb aquest principi.” Josep M. Ruiz Simon, L’Art de Ramon Llull i la teoria escolàstica de la ciència, Barcelona, Quaderns Crema, Assaig, 1999, pág. 206, nota 214.

[32] “En una carta del 19 de octubre de 1716, es decir tres semnas antes de morir, Leibniz escribe para Pierre Remond de Montmort: “He reducido el estado de nuestra disputa a este gran axioma que nada existe o sucede sin que haya una razon suficiente, por la cual algo más bien así [como es] que de otra manera.” Cuando cuatro días más tarde comunica todavía a J. Bernoulli el mismo principio añade, que “Clarke se ve obligado a recurrir a la mera voluntad de Dios sin fundarla en una razón o motivo, lo que me parece ser absurdo y a la vez contrario a la sabiduría divina y a la naturaleza de las cosas”. E.W. Platzeck, art. cit., pág. 157.

[33] “En Llull la conveniència sol apuntar a l’ordre de la causalitat final, mentre que la necessitat fa refe referència a la formal. Cal insistir en la importància de les reflexions teológiques teològiques en l’Art: En Llull com en Leibniz, la presa en consideració de la causalitat final és un fertil principi d’invenció.” Josep M. Ruiz Simon, ob. cit., pág. 203, nota 207.

[34] “[...] las palabras Dignitates, Imperatrices, Reginae, Honraments, Principia, Virtudes, implican un concepto de dominio, de señorio, de supremacia; pero no en el sentido de honor externo, de título cortesano, de laudatoria distinción, sino esencialmente de eficacia causativa, tanto ontológica, en el mismo sentido que para el raciocinio las dignitates, la propositio máxima o propositio princeps de los otros escolásticos.” L. Eijo Garay, “Las dignidades lulianas”, en: Estudios Lulianos 18 (1974), pág. 26-46, aquí pág. 34.

[35] “[...] habitus regens llamaba San Alberto Magno al hábito de los primeros principios por los que se rige y gobierna cada ciencia; habito que, tratándose de la teología es –dice– lumen fidei.” L. Eijo Garay, art. cit., pág. 34.

[36] “Deus é o monarca da mais perfeita república, composta de todos os espíritos, e a felicidade desta cidade de Deus é o seu principal desígnio.” G.W. Leibniz, ob. cit., pág. 86.