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Hay seis especies de lo que llamamos movimiento, a saber: generación, destrucción,
crecimiento, decrecimiento, alteración y, finalmente, cambio de lugar. Con una sola
excepción, es evidente que cada una de ellas es distinta de cada una de las demás. La
destrucción no es generación, y el crecimiento no es decrecimiento, ni significa tan
siquiera cambio de lugar. Y lo mismo con todas las demás clases. En el caso concreto de
la alteración, sin embargo, pueden algunos objetarnos que un sujeto, cuando es alterado,
lo es por una u otra de las otras cinco clases de movimiento. Pero aun eso no es
realmente así. Pues las alteraciones producidas en nosotros por todos o, al menos, por la
mayoría de las afecciones, no tienen nada en común con esas otras mociones que hemos
mencionado. Porque lo que es afectado por ellas, no es necesariamente acrecido ni
disminuido, ni experimenta ningún proceso. De ello se sigue que la alteración es distinta
de todas las demás especies de movimiento. Pues, de ser lo mismo que otra cualquiera de
ellas, el objeto, al ser alterado, sería lógicamente acrecido o disminuido al mismo
tiempo, o bien se vería sujeto a algún otro movimiento. Ahora bien: eso no ocurre
necesariamente así. Además, cualquier cosa que creciera o que se viera sujeta a
cualquier otra clase de movimiento, sería necesariamente alterada. Y, con todo, hay
cosas que crecen y no por ello son alteradas. Por ejemplo, si a un cuadrado se le añade
un gnomon, el cuadrado ha crecido en su tamaño, pero no ha experimentado alteración
alguna, permaneciendo un cuadro como antes. Eso mismo ocurre con todas las demás
formas semejantes. La alteración y el crecimiento, en consecuencia, son dos especies
distintas de movimiento.
En un sentido amplio, el reposo es el contrario del movimiento. Sin embargo, las
especies particulares de movimiento tienen, cada una de ellas, sus contrarios
particulares. Así se puede decir que el cambio de lugar tiene como contrario el reposo en
el lugar; que el crecimiento tendrá como contrario la disminución, la generación tendrá
como contrario la destrucción o corrupción. Pero, en cuanto al primero de los
mencionados, un cambio hacia un lugar contrario podrá también parecer en el más
estricto sentido el contrario; es decir, el ascenso será contrario al descenso, y el
descenso, al ascenso, etc. En cuanto al movimiento restante, de entre los que hemos
mencionado, no es cosa fácil decir cuál es su contrario actualmente. De hecho, ese
movimiento no parece tener ningún contrario, o bien, también aquí, su contrario sería el
«reposo en su cualidad», o bien el «cambio a la cualidad contraria», igual que hemos
dicho que el cambio de lugar tiene como contrario o bien el reposo en un lugar, o bien el
cambio hacia el lugar contrario. Alteración significa cambio en una cualidad. Por
consiguiente, al movimiento cualitativo le oponemos o bien el reposo en su cualidad o
bien el cambio a la cualidad contraria. De esta manera, blanco y negro serán contrarios;
con lo cual venir a ser uno de ellos será contrario del venir a ser el otro de los dos. Hay,
pues, cambio de cualidad que, consiguientemente, implica una alteración hacia la
cualidad contraria.
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