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3. He aquí cómo comienza Aristóteles su difícil y breve
capítulo V del Libro III De Anima, que ha dado pie a tantos y
tan encontrados comentarios: "Como en toda naturaleza siempre existen
dos principios: uno, que -en cualquier género de seres- hace las
veces de materia (y éste es en potencia todas aquellas cosas que en
este género se contienen) y otro que hace las veces de causa y de
principio activo -porque hace que estas cosas sean en acto, y por eso
se refiere a ellas como el arte a la materia- así también debe darse
necesariamente esta diversidad en el alma. Por consiguiente, existe
un entendimiento, que corresponde a la materia -porque llega a ser
todas las cosas- y otro, que corresponde al principio activo, porque
hace que el primer entendimiento se haga todas las cosas, y es cierto
hábito, semejante a la luz; porque también la luz hace en cierto
verdadero sentido, que existan en acto los colores, que están en
potencia" [192].
Lo primero que salta a nuestra comprensión es que, según
Aristóteles, hay dos entendimientos relacionados entre sí como
potencia y acto: el primero, está en potencia para conocer todas las
cosas, "que es [intencionalmente] todas las cosas", como dice
Aristoteles; el segundo es un principio activo que hace conocer en
acto al primero todas las cosas. El primero es el llamado
entendimiento posible o potencial -del que ha hablado Aristóteles
hasta ahora en su tratado, especialmente en el capítulo anterior-
aquél que puede llegar a éonocer todas las cosas en su acto, con tal
de ser actualizado por la inteligibilidad en acto del objeto. El
segundo -del que aquí se ocupa y habla de un modo lacónico y
obscuro, y de cuya naturaleza trataremos después, en la parte II de
este capítulo- es el llamado "entendimiento agente", cuya función
es actualizar al primero.
Y ¿de qué manera? Si tenemos en cuenta la doctrina antes expuesta
de Aristóteles
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a) de que el entendimiento toma su objeto de los
objetos sensibles a través de los sentidos, y más inmediatamente, a
través de las imágenes de la fantasía,
b) de que en tales objetos
la esencia inteligible está en potencia a causa de la materia, y
c) de que él a su vez no posee en acto los objetos cognoscibles sino que
está en potencia para conocerlos como "una tabla rasa en la que nada
hay escrito";
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la función actualizante del entendimiento agente sobre
el entendimiento potencial -que no es de conocer, sino de hacer
conocer en acto al otro entendimiento, cosa que parecen olvidar algunos
intérpretes no se realizará sino como una actualización de la
inteligibilidad del objeto, o lo que es lo mismo -según lo antes
expuesto de que la materia es lo que impide dicha inteligibilidad en
acto (cfr. c. III, n. 4 y sgs.) - como la
desmaterialización del objeto sensible, tal cual se lo ofrece la
imaginación. Despojando a éste de sus notas materiales, que son
también individuantes, la esencia así inmaterializada es inteligible
en acto, y a la vez universal. Se vela concordancia de esta función
del entendimiento agente con las tesis aristotélicas del objeto del
conocimiento (que es la forma inteligible universal, en potencia
contenida en los datos sensibles, etc.). La misma comparación del
entendimiento activo con la luz que actualiza la perceptibilidad de los
colores, que trae aquí el Estagirita, no hace sino confirmar más
esta interpretación obvia del pensamiento aristotélico, contenido en
la escueta frase citada al principio. Porque así como la luz no
ilumina o actualiza directamente el acto de la potencia visiva, sino
mediante la visibilidad de su objeto, los colores, haciéndolos
visibles en acto para la vista, no de otro modo la actualización del
entendimiento potencial por parte del entendimiento activo no se lleva a
cabo sino por la actualización de la inteligibilidad del objeto, que
de este modo determina y actualiza a la inteligencia potencial. Por
algo también ya nos había dicho Aristóteles en el capítulo anterior
(IV) de su tratado Del Alma que una misma cosa es "lo inteligible
en acto y el entendimiento en acto" y que "en las cosas que poseen
materia, no existe lo inteligible sino en potencia" [193]; y antes,
que la intelección es análoga a la sensación y que se verifica por la
recepción de la forma [194] y que esta forma se recibe en la
inteligencia -- es decir, es inteligible en acto- cuando está sin,
materia [195]. De todo lo cual se sigue que la acción acto
actualizante y eficiente del entendimiento activo sobre el entendimiento
posible o potencial -que Aristóteles no expone expresamente en este
capítulo, sin duda porque estaba ya implícito en la exposición de la
doctrina del entendimiento potencial y de su objeto, en el capítulo
anterior, IV de este libro III de su tratado- no se realiza sino
por la actualización de la inteligibilidad en acto del objeto. Esta
actualización de la inteligibilidad objetiva, conforme a la doctrina
aristotélica expuesta de la inmaterialidad perfecta como condición de
inteligibilidad en acto, se traduce a su vez en esta otra fórmula:
desmaterialización o abstracción de las notas materiales de la esencia
del objeto sensible.
Esta esencia abstractamente inmaterial y por eso mismo universal
inteligible en acto -efecto de la intervención abstractiva o
desmaterializante del entendimiento activono es otra que la "species
intelligibilis impressa", inmediatamente determinante del
entendimiento posible y causante de su intelección en acto, en la cual
consciente y formalmente se realiza la identificación intencional entre
ambos: "lo que entiende y lo que es entendido es una misma cosa”
[196].
4. Sto. Tomás, adentrándose en el tema, va a darnos una
penetrante explicación del modo cómo el entendimiento agente cumple su
misión y realiza esta operación de la abstracción de la esencia
inteligible de sus notas materiales a partir de la imagen de la
fantasía.
Igual que para Aristóteles, la necesidad del entendimiento agente
estriba para el Doctor Angélico en la necesidad de una facultad
intelectual activa que determine al entendimiento potencial a la
realización de su acto; sólo que S. Tomás expresamente reduce
esta intervención del entendimiento agente a una iluminación del
entendimiento potencial por la iluminación de su objeto, vale decir,
por la actualización de la inteligibilidad potencial de la forma del
objeto sensible. E n la imagen de la fantasía encuéntrase material o
potencialmente el objeto de la inteligencia, la esencia de la cosa
material. Lo que impide su inteligibilidad en acto, es su materia.
El entendimiento agente interviene, pues, despojando o abstrayendo a
esta esencia o forma de sus notas materiales, con lo cual aquélla
logra su inteligibilidad en acto y queda constituída en objeto
fecundante de la inteligencia potencial, en su "species intelligibilis
impressa", que la capacita y determina objetivamente a la realización
de su acto intelectivo. He aquí cómo se expresa el Santo Doctor en
su Comentario al lugar antes citado' de Aristóteles: "En toda
naturaleza, que está a veces en potencia y a veces en acto, conviene
poner algo, que es como la materia en cada uno de los géneros, a
saber, que está en potencia para todas las cosas que son de aquel
género. Y otro, que es como la causa agente y factiva, que así
hace todas las cosas, como el arte o la materia. Pero el alma según
la parte intelectiva está ya en potencia ya en acto. E s necesario,
pues, que en el alma intelectiva haya estas diferencias: es decir,
que uno sea el entendimiento, en el cual todas las cosas posibles
puedan hacerse inteligibles, y éste es el entendimiento posible del
cual antes se ha hablado: y que otro sea el entendimiento agente y es
"como cierto hábito" [ ...1. El hábito es tomado aquí como
frecuentemente el Filósofo [Aristóteles] suele nombrar hábito a
toda forma o naturaleza, en cuanto el hábito se distingue de la
privación y la potencia; con el objeto de que nombrándolo así
hábito, lo distinga del entendimiento posible, que es potencia. Por
lo que dice que es hábito, como la luz, que en cierto modo hace que
los colores existentes en potencia existan en acto [...]. El
entendimiento agente hace que existan en acto los mismos inteligibles,
que primeramente existían en potencia, abstrayéndolos de la materia;
porque así, según se dijo, son inteligibles en acto (intellectus
autem agens facit ipsa intelligibilia esse in actu, quae prius erant in
potentia, per hoc, quod a bstrahit a materia; sic enim su nt
intelligibilia in actu, ut dictum est). Aristóteles es conducido a
admitir el entendimiento agente para rechazar la opinión de Platón,
quien defendió que las esencias de las cosas sensibles estaban
separadas de la materia y eran inteligibles en acto; por lo que no
necesitaba admitir el entendimiento agente. Pero desde que
Aristóteles defiende que las esencias de las cosas sensibles están en
la materia y no son inteligibles en acto, fué necesario que pusiese un
entendimiento, que las abstrayese de la materia y así las hiciese
inteligibles en acto (Sed quia Aristoteles ponit, quod quidditates
rerum sensibilium sunt in materia et non intelligibiles actu,
oportuit, quod poneret aliquem intellectum, qui abstraheret a materia
et sic faceret eas intelligibiles actu)" [197]. Casi literalmente
repite lo mismo en la Suma Teológica. Después de recordar por qué
Platón no estaba necesitado a admitir el entendimiento agente, desde
que las esencias o ideas eran inteligibles en acto, prosigue: "Pero
porque Aristóteles (Lib. III Met. a tex. 10 usque ad fin.
lib.) no puso las formas subsistentes sin materia (y las formas en
acto), se seguía que las naturalezas o formas de las cosas
sensibles, que entendemos, no eran inteligibles en acto. Pero nada
se reduce de la potencia al acto, sino es por algún ser en acto; como
el sentido llega a estar en acto por el sensible en acto. Era
necesario,. pues, poner alguna virtud de parte del entendimiento que
actualizase a los objetos inteligibles por la abstracción de las
especies [o formas] de las condiciones materiales. Y esta es la
necesidad de poner el entendimiento agente (Oportebat igitur ponere
aliquam virtutem ex parte intellectus, quae faciat intelligibilia in
actu per abstractionem specierum a conditionibus materialibus. Et haec
est necessitas ponendi intellectum agentem)" [198].
Las imágenes sensibles, pues, no pueden determinar directamente a la
inteligencia potencial o posible, a causa de su materialidad, pues una
causa material no puede producir un efecto espiritual, cual sería la
modificación objetiva de la inteligencia espiritual. Además en
razón de la materia, la esencia está impedida de la inteligibilidad
en acto y existe en estado de individualidad concreta.
De aquí que todos estos inconvenientes para una influencia inmediata
de la imaginación sobre la inteligencia exijan, para ser superados,
la intervención de una facultad espiritual, que posea la
inmaterialidad en acto para causarla eficientemente en el objeto
inteligible. Y a esta facultad llama Sto. Tomás, siguiendo a
Aristóteles, el entendimiento agente. Su misión no es entender,
sino hacer inteligible en acto el objeto por su abstracción de las
notas materiales y, mediante esto, hacer entender al entendimiento
posible, determinar su acto por la inteligibilidad en acto del objeto.
Esta acción del entendimiento no es, en rigor, inmanente, sino
transitoria, dirígese a las imágenes de la fantasía para
"iluminarlas" inteligiblemente al despojarlas de sus notas
materiales. El objeto formal -constitutivo especificante de toda
facultad, según la doctrina aristotélica-tomista (cfr. c. II,
n. 4)- del entendimiento agente es diverso del propio del
entendimiento posible y, por eso, ambos entendimientos constituyen no
sólo dos aspectos de una misma facultad intelectiva, sino dos
facultades realmente distintas. Si ambos son facultades de la misma
alma individual, o si pertenecen a dos substancias diversas, es
cuestión sobre la que volveremos luego de precisar, con Sto.
Tomás, esta actividad del entendimiento agente en la realización de
la inmaterialización y actualización del objeto inteligible.
5. De lo expuesto se sigue que tanto la fantasía como el
entendimiento agente contribuyen ala realización de la "specíes
intelligibilis" que actualiza objetivamente al entendimiento posible:
aquélla ofreciendo materialmente el objeto, éste actualizando su
inteligibilidad mediante su actividad abstractiva de las notas
materiales individuales. Vale decir, que la "species intelligibilis
impressa" procede, en razón de su objetividad, de la imaginación,
y en razón de su inmaterialidad y espiritualidad, del entendimiento
agente: es tal objeto por aquélla, es objeto inteligible en acto,
por éste.
Tal la doctrina de Aristóteles y de Sto. Tomás.
Pero, ¿cómo se realiza el concurso de ambas facultades? ¿ Cómo
es posible este efecto único, el objeto inteligible en acto, llevado
a cabo por dos facultades, una de orden espiritual (el entendimiento
agente y otra de orden material (la imaginación)? ¿No hay un
absurdo en que una causa material, como es la fantasía, cause,
aunque no sea más que parcialmente, la "species intelligibilis
impresa" espiritual en el entendimiento posible, facultad también
esencialmente espiritual?
Nada nos dice Aristóteles sobre el particular. Sto. Tomás va a
dar solución a este difícil problema con su doctrina de la causa
principal e instrumental.
El instrumento no obra sino bajo la moción de la causa principal
[199] y puede ser elevado por ésta ala producción de un efecto
superior a sí mismo [200]. Así el pincel realiza una obra de arte
superior a su propia esencia. Sin embargo, el efecto nunca es
superior a la causa principal, a la que el instrumento se subordina y
de la cual recibe su "vis" o fuerza instrumentaria. Y en aquel
aspecto en que el instrumento causa con causalidad propia, bajo la
moción instrumentaria de la causa principal, no es inferior al
efecto. Porque en la causalidad eficiente -a que pertenece- del
instrumento hay dos aspectos bien definidos:
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a) uno, que es el de
contribuir con su propia forma a tal tipo de efecto determinado y
b) otro, que es el de causar de hecho el efecto y en tal forma bajo la
moción y dirección de la causa eficiente principal.
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En el ejemplo
aducido, el pincel pinta -y no corta, v. gr.- en virtud de su
forma propia de pincel, pero de hecho no llega a pintar y no pinta tal
cuadro sino bajo la dirección del artista, causa principal de la
obra. Bajo el primer aspecto, el efecto no es superior al
instrumento, aunque sí bajo el segundo. Esta causalidad propia del
instrumento es la que aplica la acción de la causa principal según la
forma del instrumento [201].
Y ello puede acontecer de una doble manera, sea disponiendo la materia
a recibir en ella la acción de la causa principal según el modo o
forma de la causa instrumental, sea modificando la misma acción de la
causa principal. Pero actuando en uno u otro sentido con la causa
principal, que lo mueve y gobierna, el instrumento no constituye con
ésta sino una sola causa total que produce un solo efecto, en el cual
se manifiestan, como aspectos de una única realidad, ambos principios
subordinados.
Y bien, entendimiento agente e imaginación se relacionan, según
Sto. Tomás, como causa principal e instrumental, respectivamente,
y la acción subordinada de ambos se refleja en los dos aspectos de su
único efecto, la especie inteligible. "En la recepción de las
especies [inteligibles] a partir de las imágenes de la fantasía por
parte del entendimiento posible, estas imágenes Hacen las veces de
agente instrumental y secundario; el entendimiento agente empero las de
agente principal y primero; y por eso el efecto de la acción es
depositado en el entendimiento posible según la condición de ambos y
no según la condición de uno de ellos solamente; y por eso el
entendimiento posible recibe las formas inteligibles en acto de la
virtud del entendimiento agente, pero como semejanzas de determinadas
cosas, del conocimiento de las imágenes de la fantasía" [202].
Estas imágenes de la fantasía son causa instrumental de la especie
inteligible bajo la acción del entendimiento agente, no disponiendo la
materia o sujeto -el entendimiento posible, en nuestro caso- sobre el
que se obra, sino modificando tan sólo la causalidad de la causa
principal. La razón de por qué las imágenes no puedan ser
instrumento en el primer sentido finca en la misma dificultad por la que
ellas no pueden obrar por sí solas en u n sujeto espiritual, cual es
el entendimiento; pues también en ese caso tendríamos lo material
actuando directamente sobre lo espiritual. La imaginación actúa,
pues, como materia, dando contenido al acto del entendimiento agente,
o si se prefiere y siguiendo la imagen de la luz, es la que da el
colorido y objetividad a la iluminación del entendimiento agente. La
actividad de esta facultad, su acto inmaterial, es sólo objetivamente
modificado, determinado en cuanto a su contenido por las imágenes de
la. fantasía, de modo que su efecto -la especie o imagen
intelectiva- al ser recibida en el entendimiento posible -a su vez
como determinante objetivo de su acto, la intelección-llega como
realización de una causalidad inmaterial de la causa principal
modificada por el instrumento. "Porque las imágenes de la
fantasía, así se expresa S. Tomás, no bastan para determinar
[objetivamente] al entendimiento posible, sino que es necesario que
sean hechas inteligibles en acto por el entendimiento agente, no se
puede afirmar que el conocimiento sensible sea la causa total y perfecta
del conocimiento intelectual, sino que más bien es en cierto modo la
materia de la causa" [203]. El efecto único de ambas facultades
actuantes como una sola causa total, procede, como acto espiritual,
totalmente del entendimiento agente, de sí siempre en acto y
espiritual, y como objeto totalmente de la fantasía (y en última
instancia de los sentidos. Gracias a la moción del entendimiento
agente sobre la fantasía, la esencia objetiva pierde su materialidad y
su consiguiente potencia e individuación y adquiere u n nuevo modo de
existir inmaterial -y, por ende, inteligible en acto y universal- en
el acto espiritual de aquella facultad; y gracias a la modificación
puramente objetiva -o material, en el sentido de contenido- la
actividad del entendimiento agente pierde su indeterminación y es
colmada de preciso contenido. Es lo que decía S. Tomás en un
texto, un poco antes citado: "Y por eso el efecto de la acción
[del entendimiento agente y de la imagen de la fantasía] es
depositado en el entendimiento posible según la condición de ambos y
no según la condición de uno solamente; y por eso el entendimiento
posible recibe las formas como inteligibles en acto de la virtud del
entendimiento agente, pero como semejanzas de cosas determinadas del
conocimiento de las imágenes de la fantasía (et ideo intellectus
possibilis recipit formas ut intelligibiles actu, ex virtute
intellectus agentis, sed ut similitu dines determinataru m rerum, ex
cognitione phantasmatu m)" [204].
Las imágenes de la fantasía son superiores al entendimiento posible,
en el sentido de que, pese a su materialidad intrínseca, están en
posesión del objeto de que aquél carece. Bajo el aspecto objetivo
las imágenes de la fantasía -los fantasmas, que dice Sto.
Tomás- son, pues, superiores al entendimiento posible en sí mismo
considerado, antes de recibir las notas del objeto. Pero no lo son en
cuanto a la esencia intrínseca de su ser, pues mientras éste es
espiritual, ellas son materiales; y esto es, según vimos, lo que
impide su acción inmediata sobre el entendimiento posible. Pero
gracias a la actividad del entendimiento agente, este objeto de las
imágenes de la fantasía es tomado puramente en cuanto objeto -en
aquello, por ende, en que es superior al entendimiento posible-
despojado o abstraído de sus notas materiales individuantes -en razón
de las cuales no podía actuar directa e inmediatamente al entendimiento
posible- en el acto del entendimiento agente, vale decir, viviendo ya
la inmaterialidad de las especies inteligibles, puesto en condiciones
de determinar inmediatamente a la inteligencia. "Aunque el
entendimiento posible sea simplemente más noble que el fantasma, con
todo nada impide que el fantasma sea bajo cierto aspecto superior a
él, a saber, en cuanto el fantasma es semejanza en acto de tal cosa,
que no conviene al entendimiento posible nada más que en potencia; y
así en cierto modo puede obrar en el entendimiento posible en virtud de
la luz del entendimiento agente, como el color puede obrar en la vista
por virtud de la luz corporal" [205]. Pero se ve entonces que el
desnivel de perfección entre la fantasía y el entendimiento posible es
superado por la intervención de la causa principal puramente espiritual
del entendimiento activo.
Ahondando más en la dificultad de cómo pueda realizarse este influjo
instrumental- de una facultad orgánica sobre la acción de una causa
principal espiritual, parecería que el pensamiento de Sto. Tomás
fuese el siguiente, que es a la vez el adoptado por la escuela más
fiel y rigurosamente tomista, si exceptuamos al cardenal Cayetano.
El entendimiento agente obraría sobre las imágenes de la fantasía
con una acción espiritual y transitoria -actio vialis-con la que
aquéllas quedarían intrínsecamente elevadas en ese momento a producir
la especie inteligible espiritual. No se trata de una acción que
sería recibida en las imágenes de la fantasía como una modificación
accidental suya sino de una acción transitoria, vial, para iluminar o
inmaterializar la esencia objetiva contenida en los fantasmas, o lo que
es lo mismo, de una acción inmaterial sobre estas imágenes para salir
inmediatamente de ellas enriquecida con su contenida puramente
objetivo, despojado de su estado material.
Tal parece ser el pensamiento de Sto. Tomás cuando dice:
"Aquella virtud o acción del entendimiento activo sobre las imágenes
materiales no puede decirse con propiedad ni que es corpórea ni que es
incorpórea, porque corpóreo e incorpóreo son diferencias del ser
completo- sino que propiamente hablando se llama más bien virtud hacia
lo incorpóreo, como el movimiento se dice más bien que ser, hacia el
ser" [206]. Semejante doctrina está en íntimo acuerdo con la
doctrina antropológica tomista de que el hombre es un compuesto
substancial de alma espiritual y cuerpo. Como el alma informa y
gobierna el cuerpo y se vale de él para sus fines, no de otro modo en
el orden de las facultades el entendimiento agente del alma espiritual
gobierna y echa mano de la fantasía y puede influir vialmente sobre
ella para elevarla a la producción de un efecto espiritual.
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