CAPITULO VI. LOS DOS ENTENDIMIENTOS: AGENTE Y POSIBLE. II. EXISTENCIA DEL ENTENDIMIENTO AGENTE

3. He aquí cómo comienza Aristóteles su difícil y breve capítulo V del Libro III De Anima, que ha dado pie a tantos y tan encontrados comentarios: "Como en toda naturaleza siempre existen dos principios: uno, que -en cualquier género de seres- hace las veces de materia (y éste es en potencia todas aquellas cosas que en este género se contienen) y otro que hace las veces de causa y de principio activo -porque hace que estas cosas sean en acto, y por eso se refiere a ellas como el arte a la materia- así también debe darse necesariamente esta diversidad en el alma. Por consiguiente, existe un entendimiento, que corresponde a la materia -porque llega a ser todas las cosas- y otro, que corresponde al principio activo, porque hace que el primer entendimiento se haga todas las cosas, y es cierto hábito, semejante a la luz; porque también la luz hace en cierto verdadero sentido, que existan en acto los colores, que están en potencia" [192].

Lo primero que salta a nuestra comprensión es que, según Aristóteles, hay dos entendimientos relacionados entre sí como potencia y acto: el primero, está en potencia para conocer todas las cosas, "que es [intencionalmente] todas las cosas", como dice Aristoteles; el segundo es un principio activo que hace conocer en acto al primero todas las cosas. El primero es el llamado entendimiento posible o potencial -del que ha hablado Aristóteles hasta ahora en su tratado, especialmente en el capítulo anterior- aquél que puede llegar a éonocer todas las cosas en su acto, con tal de ser actualizado por la inteligibilidad en acto del objeto. El segundo -del que aquí se ocupa y habla de un modo lacónico y obscuro, y de cuya naturaleza trataremos después, en la parte II de este capítulo- es el llamado "entendimiento agente", cuya función es actualizar al primero.

Y ¿de qué manera? Si tenemos en cuenta la doctrina antes expuesta de Aristóteles

a) de que el entendimiento toma su objeto de los objetos sensibles a través de los sentidos, y más inmediatamente, a través de las imágenes de la fantasía,

b) de que en tales objetos la esencia inteligible está en potencia a causa de la materia, y

c) de que él a su vez no posee en acto los objetos cognoscibles sino que está en potencia para conocerlos como "una tabla rasa en la que nada hay escrito";

la función actualizante del entendimiento agente sobre el entendimiento potencial -que no es de conocer, sino de hacer conocer en acto al otro entendimiento, cosa que parecen olvidar algunos intérpretes no se realizará sino como una actualización de la inteligibilidad del objeto, o lo que es lo mismo -según lo antes expuesto de que la materia es lo que impide dicha inteligibilidad en acto (cfr. c. III, n. 4 y sgs.) - como la desmaterialización del objeto sensible, tal cual se lo ofrece la imaginación. Despojando a éste de sus notas materiales, que son también individuantes, la esencia así inmaterializada es inteligible en acto, y a la vez universal. Se vela concordancia de esta función del entendimiento agente con las tesis aristotélicas del objeto del conocimiento (que es la forma inteligible universal, en potencia contenida en los datos sensibles, etc.). La misma comparación del entendimiento activo con la luz que actualiza la perceptibilidad de los colores, que trae aquí el Estagirita, no hace sino confirmar más esta interpretación obvia del pensamiento aristotélico, contenido en la escueta frase citada al principio. Porque así como la luz no ilumina o actualiza directamente el acto de la potencia visiva, sino mediante la visibilidad de su objeto, los colores, haciéndolos visibles en acto para la vista, no de otro modo la actualización del entendimiento potencial por parte del entendimiento activo no se lleva a cabo sino por la actualización de la inteligibilidad del objeto, que de este modo determina y actualiza a la inteligencia potencial. Por algo también ya nos había dicho Aristóteles en el capítulo anterior (IV) de su tratado Del Alma que una misma cosa es "lo inteligible en acto y el entendimiento en acto" y que "en las cosas que poseen materia, no existe lo inteligible sino en potencia" [193]; y antes, que la intelección es análoga a la sensación y que se verifica por la recepción de la forma [194] y que esta forma se recibe en la inteligencia -- es decir, es inteligible en acto- cuando está sin, materia [195]. De todo lo cual se sigue que la acción acto actualizante y eficiente del entendimiento activo sobre el entendimiento posible o potencial -que Aristóteles no expone expresamente en este capítulo, sin duda porque estaba ya implícito en la exposición de la doctrina del entendimiento potencial y de su objeto, en el capítulo anterior, IV de este libro III de su tratado- no se realiza sino por la actualización de la inteligibilidad en acto del objeto. Esta actualización de la inteligibilidad objetiva, conforme a la doctrina aristotélica expuesta de la inmaterialidad perfecta como condición de inteligibilidad en acto, se traduce a su vez en esta otra fórmula: desmaterialización o abstracción de las notas materiales de la esencia del objeto sensible.

Esta esencia abstractamente inmaterial y por eso mismo universal inteligible en acto -efecto de la intervención abstractiva o desmaterializante del entendimiento activono es otra que la "species intelligibilis impressa", inmediatamente determinante del entendimiento posible y causante de su intelección en acto, en la cual consciente y formalmente se realiza la identificación intencional entre ambos: "lo que entiende y lo que es entendido es una misma cosa” [196].

4. Sto. Tomás, adentrándose en el tema, va a darnos una penetrante explicación del modo cómo el entendimiento agente cumple su misión y realiza esta operación de la abstracción de la esencia inteligible de sus notas materiales a partir de la imagen de la fantasía.

Igual que para Aristóteles, la necesidad del entendimiento agente estriba para el Doctor Angélico en la necesidad de una facultad intelectual activa que determine al entendimiento potencial a la realización de su acto; sólo que S. Tomás expresamente reduce esta intervención del entendimiento agente a una iluminación del entendimiento potencial por la iluminación de su objeto, vale decir, por la actualización de la inteligibilidad potencial de la forma del objeto sensible. E n la imagen de la fantasía encuéntrase material o potencialmente el objeto de la inteligencia, la esencia de la cosa material. Lo que impide su inteligibilidad en acto, es su materia. El entendimiento agente interviene, pues, despojando o abstrayendo a esta esencia o forma de sus notas materiales, con lo cual aquélla logra su inteligibilidad en acto y queda constituída en objeto fecundante de la inteligencia potencial, en su "species intelligibilis impressa", que la capacita y determina objetivamente a la realización de su acto intelectivo. He aquí cómo se expresa el Santo Doctor en su Comentario al lugar antes citado' de Aristóteles: "En toda naturaleza, que está a veces en potencia y a veces en acto, conviene poner algo, que es como la materia en cada uno de los géneros, a saber, que está en potencia para todas las cosas que son de aquel género. Y otro, que es como la causa agente y factiva, que así hace todas las cosas, como el arte o la materia. Pero el alma según la parte intelectiva está ya en potencia ya en acto. E s necesario, pues, que en el alma intelectiva haya estas diferencias: es decir, que uno sea el entendimiento, en el cual todas las cosas posibles puedan hacerse inteligibles, y éste es el entendimiento posible del cual antes se ha hablado: y que otro sea el entendimiento agente y es "como cierto hábito" [ ...1. El hábito es tomado aquí como frecuentemente el Filósofo [Aristóteles] suele nombrar hábito a toda forma o naturaleza, en cuanto el hábito se distingue de la privación y la potencia; con el objeto de que nombrándolo así hábito, lo distinga del entendimiento posible, que es potencia. Por lo que dice que es hábito, como la luz, que en cierto modo hace que los colores existentes en potencia existan en acto [...]. El entendimiento agente hace que existan en acto los mismos inteligibles, que primeramente existían en potencia, abstrayéndolos de la materia; porque así, según se dijo, son inteligibles en acto (intellectus autem agens facit ipsa intelligibilia esse in actu, quae prius erant in potentia, per hoc, quod a bstrahit a materia; sic enim su nt intelligibilia in actu, ut dictum est). Aristóteles es conducido a admitir el entendimiento agente para rechazar la opinión de Platón, quien defendió que las esencias de las cosas sensibles estaban separadas de la materia y eran inteligibles en acto; por lo que no necesitaba admitir el entendimiento agente. Pero desde que Aristóteles defiende que las esencias de las cosas sensibles están en la materia y no son inteligibles en acto, fué necesario que pusiese un entendimiento, que las abstrayese de la materia y así las hiciese inteligibles en acto (Sed quia Aristoteles ponit, quod quidditates rerum sensibilium sunt in materia et non intelligibiles actu, oportuit, quod poneret aliquem intellectum, qui abstraheret a materia et sic faceret eas intelligibiles actu)" [197]. Casi literalmente repite lo mismo en la Suma Teológica. Después de recordar por qué Platón no estaba necesitado a admitir el entendimiento agente, desde que las esencias o ideas eran inteligibles en acto, prosigue: "Pero porque Aristóteles (Lib. III Met. a tex. 10 usque ad fin. lib.) no puso las formas subsistentes sin materia (y las formas en acto), se seguía que las naturalezas o formas de las cosas sensibles, que entendemos, no eran inteligibles en acto. Pero nada se reduce de la potencia al acto, sino es por algún ser en acto; como el sentido llega a estar en acto por el sensible en acto. Era necesario,. pues, poner alguna virtud de parte del entendimiento que actualizase a los objetos inteligibles por la abstracción de las especies [o formas] de las condiciones materiales. Y esta es la necesidad de poner el entendimiento agente (Oportebat igitur ponere aliquam virtutem ex parte intellectus, quae faciat intelligibilia in actu per abstractionem specierum a conditionibus materialibus. Et haec est necessitas ponendi intellectum agentem)" [198].

Las imágenes sensibles, pues, no pueden determinar directamente a la inteligencia potencial o posible, a causa de su materialidad, pues una causa material no puede producir un efecto espiritual, cual sería la modificación objetiva de la inteligencia espiritual. Además en razón de la materia, la esencia está impedida de la inteligibilidad en acto y existe en estado de individualidad concreta.

De aquí que todos estos inconvenientes para una influencia inmediata de la imaginación sobre la inteligencia exijan, para ser superados, la intervención de una facultad espiritual, que posea la inmaterialidad en acto para causarla eficientemente en el objeto inteligible. Y a esta facultad llama Sto. Tomás, siguiendo a Aristóteles, el entendimiento agente. Su misión no es entender, sino hacer inteligible en acto el objeto por su abstracción de las notas materiales y, mediante esto, hacer entender al entendimiento posible, determinar su acto por la inteligibilidad en acto del objeto. Esta acción del entendimiento no es, en rigor, inmanente, sino transitoria, dirígese a las imágenes de la fantasía para "iluminarlas" inteligiblemente al despojarlas de sus notas materiales. El objeto formal -constitutivo especificante de toda facultad, según la doctrina aristotélica-tomista (cfr. c. II, n. 4)- del entendimiento agente es diverso del propio del entendimiento posible y, por eso, ambos entendimientos constituyen no sólo dos aspectos de una misma facultad intelectiva, sino dos facultades realmente distintas. Si ambos son facultades de la misma alma individual, o si pertenecen a dos substancias diversas, es cuestión sobre la que volveremos luego de precisar, con Sto. Tomás, esta actividad del entendimiento agente en la realización de la inmaterialización y actualización del objeto inteligible.

5. De lo expuesto se sigue que tanto la fantasía como el entendimiento agente contribuyen ala realización de la "specíes intelligibilis" que actualiza objetivamente al entendimiento posible: aquélla ofreciendo materialmente el objeto, éste actualizando su inteligibilidad mediante su actividad abstractiva de las notas materiales individuales. Vale decir, que la "species intelligibilis impressa" procede, en razón de su objetividad, de la imaginación, y en razón de su inmaterialidad y espiritualidad, del entendimiento agente: es tal objeto por aquélla, es objeto inteligible en acto, por éste.

Tal la doctrina de Aristóteles y de Sto. Tomás.

Pero, ¿cómo se realiza el concurso de ambas facultades? ¿ Cómo es posible este efecto único, el objeto inteligible en acto, llevado a cabo por dos facultades, una de orden espiritual (el entendimiento agente y otra de orden material (la imaginación)? ¿No hay un absurdo en que una causa material, como es la fantasía, cause, aunque no sea más que parcialmente, la "species intelligibilis impresa" espiritual en el entendimiento posible, facultad también esencialmente espiritual?

Nada nos dice Aristóteles sobre el particular. Sto. Tomás va a dar solución a este difícil problema con su doctrina de la causa principal e instrumental.

El instrumento no obra sino bajo la moción de la causa principal [199] y puede ser elevado por ésta ala producción de un efecto superior a sí mismo [200]. Así el pincel realiza una obra de arte superior a su propia esencia. Sin embargo, el efecto nunca es superior a la causa principal, a la que el instrumento se subordina y de la cual recibe su "vis" o fuerza instrumentaria. Y en aquel aspecto en que el instrumento causa con causalidad propia, bajo la moción instrumentaria de la causa principal, no es inferior al efecto. Porque en la causalidad eficiente -a que pertenece- del instrumento hay dos aspectos bien definidos:

a) uno, que es el de contribuir con su propia forma a tal tipo de efecto determinado y

b) otro, que es el de causar de hecho el efecto y en tal forma bajo la moción y dirección de la causa eficiente principal.

En el ejemplo aducido, el pincel pinta -y no corta, v. gr.- en virtud de su forma propia de pincel, pero de hecho no llega a pintar y no pinta tal cuadro sino bajo la dirección del artista, causa principal de la obra. Bajo el primer aspecto, el efecto no es superior al instrumento, aunque sí bajo el segundo. Esta causalidad propia del instrumento es la que aplica la acción de la causa principal según la forma del instrumento [201].

Y ello puede acontecer de una doble manera, sea disponiendo la materia a recibir en ella la acción de la causa principal según el modo o forma de la causa instrumental, sea modificando la misma acción de la causa principal. Pero actuando en uno u otro sentido con la causa principal, que lo mueve y gobierna, el instrumento no constituye con ésta sino una sola causa total que produce un solo efecto, en el cual se manifiestan, como aspectos de una única realidad, ambos principios subordinados.

Y bien, entendimiento agente e imaginación se relacionan, según Sto. Tomás, como causa principal e instrumental, respectivamente, y la acción subordinada de ambos se refleja en los dos aspectos de su único efecto, la especie inteligible. "En la recepción de las especies [inteligibles] a partir de las imágenes de la fantasía por parte del entendimiento posible, estas imágenes Hacen las veces de agente instrumental y secundario; el entendimiento agente empero las de agente principal y primero; y por eso el efecto de la acción es depositado en el entendimiento posible según la condición de ambos y no según la condición de uno de ellos solamente; y por eso el entendimiento posible recibe las formas inteligibles en acto de la virtud del entendimiento agente, pero como semejanzas de determinadas cosas, del conocimiento de las imágenes de la fantasía" [202].

Estas imágenes de la fantasía son causa instrumental de la especie inteligible bajo la acción del entendimiento agente, no disponiendo la materia o sujeto -el entendimiento posible, en nuestro caso- sobre el que se obra, sino modificando tan sólo la causalidad de la causa principal. La razón de por qué las imágenes no puedan ser instrumento en el primer sentido finca en la misma dificultad por la que ellas no pueden obrar por sí solas en u n sujeto espiritual, cual es el entendimiento; pues también en ese caso tendríamos lo material actuando directamente sobre lo espiritual. La imaginación actúa, pues, como materia, dando contenido al acto del entendimiento agente, o si se prefiere y siguiendo la imagen de la luz, es la que da el colorido y objetividad a la iluminación del entendimiento agente. La actividad de esta facultad, su acto inmaterial, es sólo objetivamente modificado, determinado en cuanto a su contenido por las imágenes de la. fantasía, de modo que su efecto -la especie o imagen intelectiva- al ser recibida en el entendimiento posible -a su vez como determinante objetivo de su acto, la intelección-llega como realización de una causalidad inmaterial de la causa principal modificada por el instrumento. "Porque las imágenes de la fantasía, así se expresa S. Tomás, no bastan para determinar [objetivamente] al entendimiento posible, sino que es necesario que sean hechas inteligibles en acto por el entendimiento agente, no se puede afirmar que el conocimiento sensible sea la causa total y perfecta del conocimiento intelectual, sino que más bien es en cierto modo la materia de la causa" [203]. El efecto único de ambas facultades actuantes como una sola causa total, procede, como acto espiritual, totalmente del entendimiento agente, de sí siempre en acto y espiritual, y como objeto totalmente de la fantasía (y en última instancia de los sentidos. Gracias a la moción del entendimiento agente sobre la fantasía, la esencia objetiva pierde su materialidad y su consiguiente potencia e individuación y adquiere u n nuevo modo de existir inmaterial -y, por ende, inteligible en acto y universal- en el acto espiritual de aquella facultad; y gracias a la modificación puramente objetiva -o material, en el sentido de contenido- la actividad del entendimiento agente pierde su indeterminación y es colmada de preciso contenido. Es lo que decía S. Tomás en un texto, un poco antes citado: "Y por eso el efecto de la acción [del entendimiento agente y de la imagen de la fantasía] es depositado en el entendimiento posible según la condición de ambos y no según la condición de uno solamente; y por eso el entendimiento posible recibe las formas como inteligibles en acto de la virtud del entendimiento agente, pero como semejanzas de cosas determinadas del conocimiento de las imágenes de la fantasía (et ideo intellectus possibilis recipit formas ut intelligibiles actu, ex virtute intellectus agentis, sed ut similitu dines determinataru m rerum, ex cognitione phantasmatu m)" [204].

Las imágenes de la fantasía son superiores al entendimiento posible, en el sentido de que, pese a su materialidad intrínseca, están en posesión del objeto de que aquél carece. Bajo el aspecto objetivo las imágenes de la fantasía -los fantasmas, que dice Sto. Tomás- son, pues, superiores al entendimiento posible en sí mismo considerado, antes de recibir las notas del objeto. Pero no lo son en cuanto a la esencia intrínseca de su ser, pues mientras éste es espiritual, ellas son materiales; y esto es, según vimos, lo que impide su acción inmediata sobre el entendimiento posible. Pero gracias a la actividad del entendimiento agente, este objeto de las imágenes de la fantasía es tomado puramente en cuanto objeto -en aquello, por ende, en que es superior al entendimiento posible- despojado o abstraído de sus notas materiales individuantes -en razón de las cuales no podía actuar directa e inmediatamente al entendimiento posible- en el acto del entendimiento agente, vale decir, viviendo ya la inmaterialidad de las especies inteligibles, puesto en condiciones de determinar inmediatamente a la inteligencia. "Aunque el entendimiento posible sea simplemente más noble que el fantasma, con todo nada impide que el fantasma sea bajo cierto aspecto superior a él, a saber, en cuanto el fantasma es semejanza en acto de tal cosa, que no conviene al entendimiento posible nada más que en potencia; y así en cierto modo puede obrar en el entendimiento posible en virtud de la luz del entendimiento agente, como el color puede obrar en la vista por virtud de la luz corporal" [205]. Pero se ve entonces que el desnivel de perfección entre la fantasía y el entendimiento posible es superado por la intervención de la causa principal puramente espiritual del entendimiento activo.

Ahondando más en la dificultad de cómo pueda realizarse este influjo instrumental- de una facultad orgánica sobre la acción de una causa principal espiritual, parecería que el pensamiento de Sto. Tomás fuese el siguiente, que es a la vez el adoptado por la escuela más fiel y rigurosamente tomista, si exceptuamos al cardenal Cayetano. El entendimiento agente obraría sobre las imágenes de la fantasía con una acción espiritual y transitoria -actio vialis-con la que aquéllas quedarían intrínsecamente elevadas en ese momento a producir la especie inteligible espiritual. No se trata de una acción que sería recibida en las imágenes de la fantasía como una modificación accidental suya sino de una acción transitoria, vial, para iluminar o inmaterializar la esencia objetiva contenida en los fantasmas, o lo que es lo mismo, de una acción inmaterial sobre estas imágenes para salir inmediatamente de ellas enriquecida con su contenida puramente objetivo, despojado de su estado material.

Tal parece ser el pensamiento de Sto. Tomás cuando dice: "Aquella virtud o acción del entendimiento activo sobre las imágenes materiales no puede decirse con propiedad ni que es corpórea ni que es incorpórea, porque corpóreo e incorpóreo son diferencias del ser completo- sino que propiamente hablando se llama más bien virtud hacia lo incorpóreo, como el movimiento se dice más bien que ser, hacia el ser" [206]. Semejante doctrina está en íntimo acuerdo con la doctrina antropológica tomista de que el hombre es un compuesto substancial de alma espiritual y cuerpo. Como el alma informa y gobierna el cuerpo y se vale de él para sus fines, no de otro modo en el orden de las facultades el entendimiento agente del alma espiritual gobierna y echa mano de la fantasía y puede influir vialmente sobre ella para elevarla a la producción de un efecto espiritual.




[ Capítulo Anterior ]
[ Índice ]
[ Capítulo Siguiente ]