NOTAS

[1] Este trabajo, en su estructura originaria, fué redactado en forma de monografía para optar a la Cátedra adjunta de Historia de la Filosofía Antigua y Medioeval de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Luego ha sido revisado y prolijamente corregido en su conjunto, y profundizado en numerosos puntos.

[2] Cfr. mis obras, Filosofía Moderna y Filosofía Tomista, Sol y Luna, Buenos Aires, 1941. Segunda edición, 2 ts., Guadalupe - Cursos de Cultura Católica, 1945; y los Fundamentos metafísicos del orden moral, Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1941. Próxima segunda edición, Madrid.

[3] E. BOUTROUX, Etudes d'Histoire de la Philosophie.

[4] Cfr. JENOFONTE, Memorabilia Socratis dicta, 1. IV, c. I.

[5] Cfr. Fedro y el Banquete, por ejemplo.

[6] Cfr. ARISTÓTELES, Met. I, donde se hace la historia y la crítica de los sistemas anteriores al suyo.

[7] Véase además el Coment. de STo. TOMÁS a ese lugar y los dos primeros capítulos de Réflexions sur l'intelligence y sur sa vie propre de J. MARITAIN, 2ª ed., Nouvelle Librairie Nationale, París, 1926. Véase también al respecto nuestro trabajo, La duda universal como método crítico y la posibilidad del error en la gnoseología tomista en la revista Estudios, Julio de 1941, pág. 413 y sgs., Buenos Aires.

[8] Cfr. Met. IV.

[9] Cfr. De An., II, 3, 4,5 a I4-Za y muchos otros pasajes.

[10] Véase si no los argumentos de la existencia de Dios en el L.VIII de los Phys. y en el 1. XII de la Met.

[11] Cfr. los c. IV y siguientes del 1. III De An., a los que luego nos referiremos ampliamente en el decurso de esta monografía, como punto básico de nuestras investigaciones.

[12] Cfr. Met., IX íntegro, especialmente C. 3. Véase también S. TOMÁS, Comp. Theol., 18.

[13] Cfr. Met., IX, 8 y sgs. y XII, 7 y sgs. Véase también S. Tomás, C. Gent., I, 43.

[14] Los actos puros o inteligencias de las esferas de que habla Aristóteles en ese mismo libro (Met., XII, 1073 a) evidentemente no son el Acto puro, por excelencia que desde la última y suprema esfera mueve y es superior a todos los demás actos puros intermedios. STO. TOMÁS purificará esta doctrina de Aristóteles. Sólo Dios es el Acto puro sin ninguna com posición. Pero entre Dios y el mundo corporal existen las formas puras -los ángeles- sin ninguna composición esencial o, lo que es lo mismo, sin materia que los limite, las cuales, por eso, son ilimitadas en su orden y reunen toda la perfección de la especie. De ahí que no pueda haber dos ángeles de la misma especie. Sin embargo los ángeles no. son acto puro, pues poseen composición real de esencia y existencia como de potencia y acto. Cfr. S. Theol., I, q. 50, a. 1, 2, 4 y 5, y I, q. 54 a. 1-3.

[15] Cfr. STO. TOMÁS, C. Gent., II, 52 y De Ente et Essentia, 5.

[16] Cfr. Phys., I, 7, 190 b 17 y 191 a 8, y STO. Tomas, Coment. a esos pasajes lec. 13, n. 1-4, 9.

[17] Cfr. Met., IX. Véase también el c. I de Le réalisme du principe de finalité del P. GARRIGOU-LAGRANGE, Desclée De Brouwer, París, 1932.

[18] Cfr. Mes., III, 3, 998 b 22, y STo. TOMÁS, en quien la doctrina de la analogía del concepto del ser alcanza todo su desarrollo y precisión,

[19] Coment. a la Met., III, Lect. 8, n. 433, S. Theol. 1, 3, 5; S. C. Gent., I, 2 5 y Comp. Theol., 13.

[20] Cfr. THONNARD, Précis d'Histoire de la Philosophie. p, 85-90. Desclée et Cie., Tournai, Bélgica, 1937

[21] Cfr. S. Theol., I, q. 14, a 1, q. 55, a. 1, q. 79, a. 2; y Coment. In De An.; L. III, c. 2, lec. 2; c.4, lec. 7 y 9, c. 5, lec. 10; c. 7, lec. 12; c. 8, lec. 13, etc.

[22] Cfr. J. MARITAIN, Introducción Générale à la Philosophie, 13 mille, pág. 62, Tequí, París, 1930. Existe traducción castellana de esta obra publicada per el Club de Lectores, 2ª ed., Buenos Aires, 1944

[23] Cfr. mi conferencia pronunciada en los Cursos de Cultura Católica sobre el tema: La significación y el alcance de la revolución aristotélica de S. TOMÁS frente al agustinianismo y aristotelismo averroísta de su tiempo. Este trabajo está incluído en el segundo tomo (segunda serie) de Filosofía moderna y filosofía tomista, recientemente aparecido.

[24] Filosofía de la Cultura de S. TOMÁS DE AQuINo, c. II, pág. 37. Traducción del alemán por OCTAVIO N. DERISI. 2ª edición, Guadalupe, Buenos Aires, 1945

[25] No que sean dos realistas "ingenuos", sino que han visto la imposibilidad de tal duda. Así en el l. IV de la Metafísica y en su Comentario, Aristóteles y S. Tomás respectivamente, se plantean como problema teórico si es posible una duda universal de toda verdad, a lo que responden negativamente, pues toda duda o negación de la verdad se. apoya en una afirmación. Véanse nuestras obras: Filosofía Moderna y Filosofía Tomista, t. I, c. I y IV, Guadalupe, Buenos Aires, 1945, (2ª ed.), y Los Fundamentos Metafísicos del Orden Moral c. I., Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1941.

[26] Cfr. S. Tomás, In Decem Libros Ethicorum, I. lec. 1, n. 1 y sgs. Cfr. también MARITAIN, Philosophie de la nature, c. 1, p. 12 y sgs. Tequí, París, 1935; y Degrés du savoir, c. 11, p. 71 y sgs., Desclée, De Brouwer y Cíe, París, 1932.

[27] Cfr. De Part. animal. 1, 640 a 14.

[28] De An., II, 4, 415a 14-24. Véase del mismo tratado L. 1, 402 b.

[29] Cfr. ARIST., De An., I, 2 y sgs. y STO. TOMAS, Coment. in De An., al 1. I, c. 2 y sgs. y S. Theol., I, q. 75 y sgs.

[30] De An., II, 4, 415a 14-24. Véase del mismo tratado L. 1, 402 b.

[31] Cfr. ARIST., De An., I, 2 y sgs. y STO. TOMAS, Coment. in De An., al 1. I, c. 2 y sgs. y S. Theol., I, q. 75 y sgs.

[32] Cfr. Arist., Phys., 7, 191 a 8, y S. Tomás, Coment. a ese lugar, lec, 13, n. 1-4 y 9; Arist., Met., VIII, 1, 1042 a 32, y S. Tomas, Coment. a ese pasaje, lec. 1, n. 1688 y sgs.

[33] Cfr. ARIST., Met., VII, 3, 1029 a 20, y S. TOMÁS, Coment. a ese lugar, lee. 2, n. 1285 y sgs.

[34] Cfr. los textos de la nota primera. Los textos de S. Tomás al respecto son innumerables y se encuentran en casi todas sus obras.

[35] Cfr. S. Theol. I, q. 76, a. 1; q. 80, a. I y III, q. 54, a. 2. En esos pasajes muestra el S. Doctor cómo la forma constituye la naturaleza o modo determinado (le obrar y cómo realiza y responde así al fin al que la ordena la causa eficiente inteligente. Véase mi obra: Los Fundamentos Metafísicos del Orden Moral, c. I, n. 15-16.

[36] Cf.. Arist., Met., V, 6, 1016 b 32, y STO. Tomás, Coment.. a ese pasaje, lec. 8, n. 876. Véase además de éste: In Boet. De Trinit., q. 4, a2 ad 4 y De Spirit. Crea., a. 8. y De ente el essentia, c. II.

[37] Cfr. Arist., De An., II, 1, 412 a 14. y STO. TOMÁS, Comento. al lugar citado lec. 1, n. 219. Véase también S. Theol., I, q. 18, a. 1-3, y el libro VIII Phys. de ARIST.

[38] De An., II, 1, 412 a 27 y 412 b 5. Cfr. STO. Tomás, Coment. a ese pasaje, lec. 1-4.

[39] De An., II, 2, 414 a 12, y STO. Tomás, Coment. a ese pasaje, lec. 4.

[40] Cfr. Arist., De An., II, 2, y STO. TOMÁS, Coment. a ese pasaje, lec. 3 y 4.

[41] Cfr. STO. TOMÁS, In De An., II, lec. 5 y 6. Cfr. también ARIST., Eth. Nic., I, 1 y sobre todo STO. TOMÁS, desarrollando ampliamente este pensamiento en la S. Theol., I-II, q. 6, a 1 y 2.

[42] Cfr. ARIST., De An., II, 12, 424 a 24 y Coment. de STO. TOMÁS, lec. 24 n. 555; ARIST., De Sensu et Sensato, 1, 436 b 6 y Coment. de STO. TOMÁS a ese lugar, lec. 1, n. 1;, y S. Theol., I, q. 77, a 5.

[43] Cfr. ARIST., De An., III, 4 y el Coment. correspondiente de STO. Tomás, lec, 7, y de éste, además S. Theol., I, q. 75, a. 3 y S. Cont. Gent., II, 82.

[44] Ib.principalmente el texto de la S. Theol.

[45] Cfr. Arist., De An., I, 5, 41.1 a 26 y sgs., y STO. Tomás., Coment. a ese lugar, lec. 14, n. 203 y sgs.

[46] In Met., VII, lec. 2, n. 1285 y sgs. y 1292. Véase también el pasaje de ARIST., Met., VII, 3, 1029 a 20. Cfr. además Quodl., III, a 1.

[47] Met., VII, 13, 1039 a 3, y de STO. TOMÁS el Coment. a ese lugar, lec. 13, n. 1588, S. Cont. Gent., II 54, S. Theol., I, q. 50, a. 2 ad 3 y III, q. 17, a. 2 y sobre todo I, q, 76, a. 3. Sobre la unidad del alma volveremos al final (cap. IX), cuando derivemos la antropología aristotélicotomista a partir de su doctrina sobre la inteligencia.

[48] Cfr. en las notas ant., especialmente ARIST., Met., VII, 3. 1029 a 20 y el Coment. de STO. TOMÁS.

[49] ARIST. lo insinúa en varios pasajes: Met., V, 12, 1019 a 15 y sgs.; VII, 3, 1029 a 13, De An., II, 1, 413 a 5 y sgs. y expresamente llama al sentido, potencia (bvvalttC) en De Som. et Vig., c. I, 454 a 8 etc. Expresamente lo afirma y demuestra STO. TOMÁS en su S. Theol., I, q. 77, a. 1 c. y ad 5, Quaest. Disp. De An., 12 c. y ad 16, etc.

[50] Cfr. STO. TohuÁs, S. Theol., I, q. 77, a. 6 ad 3.

[51] Ibid.

[52] Cfr. STO. Tomás S. Theol., I. q. 77, a. 1 ad 5, In IV Sent., Dist. 12, q. I, a. 2. sol. 2 y otros pasajes. En Aristóteles esta doctrina está contenida implícitamente en la afirmación de la unidad de la forma substancial y en la distinción de las potencias y el alma. En todo caso, la doctrina tomista no hace sino explicitar y desarrollar el pensamiento aristotélico, como decimos en el texto, se encuentra en la trayectoria del pensamiento del Estagirita como su continuación o actualización.

[53] Véanse los textos citados en las notas anteriores.

[54] Cfr. de los textos citados, especialmente, S. Theol., I, q. 77, a. 1.

[55] Cfr. Arist., De An.. 4, 415 a 18, en que se afirma la especificación tic la potencia por .su acto; y sobre todo Sto. Tomás, Coment. al lugar cit. lec. 6, n. 304 y sgs., en que establece la especificación de la potencia por el acto y la del acto por sus objetos.

[56] Cfr. en notas anteriores.

[57] Cfr. Arist., Phys., VIII, 10, 267 b 25 y el Coment. de STO. Tomás a ese pasaje, lec. 23, n. 9; Met., XII, 6, 1071 b 19, donde llama a Dios "substancia en acto sin materia o potencia”, y 7, 1072 b 24 y los Coment. correspondientes del Angélico Doctor, lec. 5, n. 2494 y sgs., y lec. 8, n. 2539 y sgs. Cfr. además .S. Theol., I, q. 3, a. 4 y De Pot., q. 1, a. 2 (donde establece la diferencia con la creatura), S. Theol., I, q. 13, a. 3-5, q. 14, a. 4, en que afirma que "el entender de Dios es su esencia y su existir (ipsum ejus intelligere est ejus essentia et ejus esse)" y numerosos otros pasajes de todas sus obras especialmente de la Summa.

[58] Cfr. STO. Tomás, S Theol., I. q. 13, a. 11, y a. 7 ad 1; S. Cont. Gent., II, 52, De Pot., q. I, a. 2, De Verit., q. 27, a. 1 ad 8 y numerosos otros textos del Sto. Doctor. En ARISTOTELES esta doctrina está sólo insinuada. En cuanto a que Dios sea el mismo Acto Puro infinito, etc., no hay ninguna duda (Cfr. los textos de la nota anterior). Y en cuanto a la creatura, insinúa su composición real de esencia y existencia, vgr.; en Anal., II, 7, donde dice que "una cosa es la esencia y otra la existencia del hombre". (Cfr. el Coment. de STO. Tomás, lec. 6, n. 1-4); con lo cual asienta el principio de su finitud. Amplia y profundamente ha desarrollado el pensamiento de STO. Tomás el P. Garrigou-Lagrange en su obra Le sens commun, II parte, C. II párrafo 6 y c. IV, obra que acabamos de traducir del francés y publicar por la editorial Dedebec, Desclée De Brouwer, Buenos Aires, 1944.

[59] Cfr. STO, TOMÁS, In De An., II, 4, lec. 9 al final; Super Sent., IV, Dist. 121 q. I, a. 2. Sol. 2 y S. Theol., I, q. 115 a.1 ad 5.

[60] Sobre la distinción de la potencia intelectiva y el alma nos ocuparemos expresamente más adelante (Cfr. c. VI).

[61] ARIST. dice: "el animal lo es ante todo por la sensación y llamamos animales a los que tienen sensación", De. An., II, 2, 413 b 2. Cfr. el Coment. correspondiente de STO. Tomás, lec. 3, n. 259 y sgs.

[62] Cfr. ARISTOTELES, Met., I. En este libro el Estagirita critica a los filósofos anteriores a él, porque para explicar el ser de las cosas se detuvieron en alguna de las cuatro causas sin atender a todas las demás.

[63] ARIST., De An., III, 3, 429 a 4: "Unos [animales] no tienen entendimiento, como acaece con las bestias, otros empero tienen entendimiento, como acaece con el hombre". Cfr. el Coment. a ese pasaje, de STO. Tomás, lec. 6, n. 669 y sgs. y S. Cont. Gent., 11, 8:. Científicamente ha desarropado entre nosotros esta misma tesis aristotélico-tomista, el P. Remberto Reinhardt O. F. M., en su obra, Psicología animal, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1944.

[64] Cfr. los textos de la nota anterior.

[65] De An., III, 4, 429 a 20.

[66] Coment. al pasaje de la nota anterior y principalmente S. Theol., I q. 75 a. 2.

[67] Cfr. ARIST., Met., VII, 3, 1029 a 20 y el Coment. correspondiente de STO. Tomás, lec., 2, n. 1285 y sgs., donde dice: "la misma [materia] no es algo sino por la forma por la que es hecha en acto (per quam fit actu)". Cfr. además los pasajes antes citados en el c. II, n. 1, de esta monografía.

[68] Cfr. los textos de la nota anterior.

[69] Cfr. S. Theol., I, q. 14, a. 1 y q. 80, a. 1. Esta noción esencial del conocimiento como intencionalidad de la conciencia hacia el objeto -aunque no con la firmeza que fuera menester asentarla para asegurar el objeto, vale decir, como ser en sí, trascendente a la inmanencia subjetiva- ha sido rehabilitada, en el plano intelectual, por la filosofía fenomenológica de E. Husserl, y en el plano práctico-moral por M. Scheler y N. Hartmann.

[70] Cfr. los citados textos de la S. Theol., I, q. 14, a. 1 y q. 80, a. 1.

[71] Cfr. De Verit., q. 2, a. 2, pasaje que, más adelante, insertamos en el texto.

[72] De An., II, 12, 424 a 17-24.

[73] Coment. in De An., II, lec. 24, n. 551 y sgs.

[74] De An., II, 424 a 32-424 b 3. Cfr. también el Coment. de Sto. TOMÁS a ese pasaje, lec. 24 n. 557.

[75] Cfr. ARIST., Met., VII, 3, 1029 a 20, y Sto. Tomás, Coment. a ese pasaje, lec. 2, n. 1285 y sgs., y Quodl., III, a 1.

[76] Cfr. ARIST., Met., V, 6, 1016 b 32, y STO. TOMÁS, Coment. a ese pasaje, lec. 8, n. 876 y S. Theol., III, q. 77, a. 2.

[77] Cfr. STO. Tomás, De Verit., q. 2, a. 2. y S. Theol., I, q. 14, a. 1 y q 80. a. 1, y S. Cont. Gent., I, 44.

[78] Cfr. los textos de la nota anterior.

[79] ARIST., De Gener. et corrup., I 7, 325 b 4, donde dice que: "las formas inmateriales son causas impasibles"; y STO. Tomás, quien determina el alcance del "pati" del entendimiento por parte del objeto. No es un "padecer" en el sentido estricto y menos estricto, que implica siempre la remoción de un acto del paciente, sino sólo en un tercer sentido menos riguroso, de que, "lo que está en potencia para algo recibe aquello para lo que estaba en potencia, sin que nada sea arrojado de él. Según lo cual todo lo que pasa de la potencia al acto, puede decirse que padece, aún cuando es perfeccionado. Y así nuestro entender es un padecer". S. Theol., I, q. 79, a. 20.

[80] De An., III, 430, a 3 y 19 y 431 a 1.

[81] ARIST., De An., III, 2, 425 b y 25 sgs.; y STO. TOMÁS, Coment. a ese pasaje, y S. Theol., I, q. 14, a. 2 y q. 55, a. 1.

[82] ARIST., De An., III, 4, 430 a 2 y 5, 430 a 20; y STO. Tomás, Coment. a esos pasajes y S. Theol., I, q. 14, a 2 y q. 55, a 1.

[83] ARIST., De .4n., III, 7, 431 a 1; y STO. Tomás, Coment, a ese pasaje.

[84] De An., III, $, 431 b 24 y sgs.

[85] De Verit., q. I, a. 9.

[86] Mucho y bueno se ha escrito durante estos últimos años sobre la solución tomista al problema crítico. Baste recordar las obras de Maritain, GARRIGOU - LAGRANGE, NOEL, Jolivet, ROLAND - GOSSELIN y otros. Para esta noción del conocimiento expuesta, puede verse principalmente de GILSON: "Le Réalisme Méthodique" (Tequí, París) y su último libro: "Réalisme thomiste et Critique de la connaissance", Vrin Paris, 1939.

[87] Hago la advertencia de una vez para siempre que empleo esta palabra inteligencia como equivalente a entendimiento, siguiendo el uso actual del término. En rigor debería emplearse la palabra entendimiento para designar la facultad e potencia intelectiva, e inteligencia para significar el acto mismo de entender.

[88] Cfr. ARIST., De An., II, 12, 424 a 24 y De Sensu et Sensato, I, 436 b 6 y los Coment. correspondientes de STO. TOMÁS, In De An.. II. 12, lec. 24 y De Sensu et Sensato, loc. cit. lec. 1, n. 17. Véase también S. Theol., I, q. 77, a. 5.

[89] ARIST., De An., III, 4, 429 a 18 y sgs.

[90] Coment. In De An., III, 4. 424, a y sgs.. lec. 7, n. 680. Véase también S. Theol., I, q. 75, a. 2 con el Coment. de CAYETANO.

[91] STO. TOMÁS, S. Theol., I, q. 75, a. 2.

[92] Alusión evidente a Platón, aunque la frase no se encuentre en éste

[93] De An , III, 4, 429 a 23 y sgs. y STO. TOMÁS, Coment. a ese mismo lugar, lec. 7.

[94] De An., III, 4, 429 a 29 y sgs.

[95] Loc. cit.

[96] Coment. In De An., III, 4, lec. 7, n. 688. A continuación (n. 689-699) refuta S. Tomás la interpretación de quiénes, engañados por la palabra (koristos) de Aristóteles, hacen al entendimiento una substancia separada del alma propia, "lo cual es algo enteramente imposible". Cfr. más abajo c. VI, párrafo II, donde expresamente nos ocupamos de esta espinosa cuestión.

[97] De An., III, 4, 429 b 10 y sgs. Cfr. el Coment. de S. TOMÁS a ese pas. lec. 8.

[98] Ibid., 18-20.

[99] Ibid., III, 4, 429 b 21-22. Cfr. Coment. de STO. TOMÁS a ese lugar, lec. 8.

[100] Cfr. Met., I y VI, y Sto. TOMAS, Coment. In Met., VII, lec. 5, 1356-1380. Véase también el Coment. del Santo Doctor In De An., III, 4, lec. 8, n. 705 y sgs.

[101] Coment. In De A n., III, 4, lec. 8, n. 712.

[102] De An., III, 4, 429 b 26 y sgs.

[103] De A n., III, 4, 430 a 2 hasta el fin del cap. y Sto. Tomás, Coment. a este lugar, lec. 9.

[104] Aristoulis Opera, t. IV, texto y Coment. en latín, pág. 93-94 Reedición de la obra original del año 1688, llevada a cabo por A. Bringmann S. J., Lethielleux, París, 1886. Véase también el Coment. de STO. TOMÁS a ese pasaje, lec. 9, n. 724-727.

[105] STO. Tomás -como Aristóteles- habla indiferentemente de la "inteligencia" o del "alma", porque, aunque son realmente distintas, la ,potencia -la inteligencia, en este caso- no opera nunca sino con y como medio del principio substancial -el alma, en este caso- del que a la vez es expresión; porque como accidente o modificación que es, la potencia participa de la misma naturaleza que al principio substancial. Si, pues, la inteligencia es espiritual, también lo h a de ser el alma de la que es propiedad y modificación y por la que ella opera (Cfr. c. VI y Conclusión).

[106] Recuérdese que el principio de individuación para S. Tomás -como para Aristóteles- es la "materia prima signata quantitate". Cfr. In Met., V, 6 lec. 8, n. 876, y S. Theol., III, q. 77, a. 2.

[107] De Verit., q. 10, a 8.

[108] S. Cont. Gent., II, 66.

[109] Ibid.

[110] Cfr. ARIST., Met., XII, 7, 1072 a 25 y de STO. TOMAS, Coment. a ese lugar, lec. 6, n. 2518 y sobre todo S. Theol., I, q. 14, a. 2 ad 1 y 3, y a. 3 y 4, y I, q. 27, a. 2.

[111] ARIST., Met., XII, 9, 1074 b 34. y el Coment. de STO. TOMÁS a ese lugar, lec. II, n. 2601, 2608 y sgs. Como síntesis de toda esta doctrina diseminada en la inmensa obra de S. Tomás, sobre todo en los tratados correspondientes a los seres cognoscentes enumerados, puede leerse el magnífico texto De Verit., q. 2, a. 2, que íntegramente transcribimos traducido al final de este párrafo (n. 17).

[112] Arist., De An., III, 8, 431 b 21, y STO. TOMAS, Coment. a ese pasaje.

[113] Cfr. P. ROUSSELOT, S. J., L'Intellectualisme de Saint Thomas d'Aquin, 2ª Edic., p. 11 y sgs., Beauchesne, París, 1924.

[114] De Verit., q. 2, a. 2. Cfr. S. Theol., 1, q. 14, a. 1 y Cont. Gent., I, 44.

[115] Cfr. Nuestra conferencia pronunciada en los Cursos de Cultura Católica el 6 de Agosto del año 1942, sobre: El espíritu de la filosofía tomista a través de su principio orgánico fundamental del acto y la Potencia, publicada con otros trabajos en el segundo tomo de Filosofía moderna y Filosofía tomista, Guadalupe, Buenos Aires, 1945.

[116] Cfr. nuestro trabajó El espíritu de la Filosofía Tomista, en la Revista Sol y Luna, n 10, pág. 68-99, Buenos Aires, 1943. (Incluído en el 2 t. de Filosofía moderna y Filosofía tomista).

[117] Es decir que ni siquiera conceptualmente podemos distinguir entre sujeto y objeto en Dios y que entre ellos solamente existe una distinción de pura razón sin fundamento real alguno (ratione ratiocinantis).

[118] Siete lecciones sobre el ser. pág. 117 y siguientes.

[119] Cfr. S. Theol., 1, 7, I ad 3. Véase también el correspondiente comentario de GARRIGOU - LAGRANGE en su obra De Deo Uno, Desclée, De Brouwer, París, 1937. Cfr. S. Theol., I, 7, 2; Ibid., ad 1; Ibid., I, 50, 2 ad 3 y ad 4; ibid., I, 54, 3 y I; S. Contra Gent., II, 52; De Ente et Essentia, C. 5 y el Comentario de CAYETANO; De Spiritualibus Creaturis, I; De Veritate, 27, 1 ad 8. Son innumerables los pasajes ele SANTO Tomás referentes a la distinción real de esencia y existencia en los seres creados, tesis subyacente a toda su concepción metafísica, sin la cual su sistema se torna ininteligible. Véase también para todo este punto el magnífico trabajo de mi discípulo y amigo, EDUARDO F. PIRONIO, El problema de la distinción real entre esencia y existencia de Sto. Tomás de Aquino, en la revista Universidad Católica Bolivariana, Pág, 308-327, Medellín (Colombia), Abril-Julio de 1942. El lector encontrará en este vasto y fundamentado estudio los textos de Sto. Tomás sobre el particular.

[120] Para lo referente a la aplicación de este principio en la ética, cfr. mi obra, Los Fundamentos Metafísicos del Orden Moral, Instituto de Filosofia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1941; y para el valor del principio para toda la filosofía, cfr. el trabajo citado anteriormente, El espíritu de la Filosofía Tomista.

[121] Por esta razón, el principio de identidad no se salva en los seres creados -mezcla de potencia y acto- sin suponer la existencia del Acto puro, en quien y por quien se realiza esa identidad, porque El responde ontológicamente y da razón del movimiento, del exceso de acto que se realiza continuamente en los seres creados que de algún modo llegan a ser. Cfr. GARRIGOU-LAGRANGE, Le Sens Commun, 4ª Ed., Desclée De Brouwer, Segunda Parte, C. I. De esta obra acaba de aparecer nuestra traducción castellana por Desclée De Brouwer, Buenos Aires, 1944.

[122] S. Theol., I, a. 3, 4ª vía o argumento de la existencia de Dios.

[123] El Saber y la Cultura, Espasa - Calpe, Buenos Aires, 1939.

[124] Cfr. el c. 1 de esta obra.

[125] Cfr. Met., I, 987 a 29 y sgs. y principalmente 990 a 30 y sgs.

[126] Alusión a los seres inmateriales o formas puras, carentes de composición de materia y forma. Cfr. Met., VIII, 3, 1043 b 2.

[127] Refiérese a la teoría de la composición de los cuerpos por los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego.

[128] De An., III, 4, 429 b 10 y sgs. Cfr. STO. Tomás, Coment. a ese pasaje, t. 8.

[129] De An., III, 8, 431 b 21. Cfr. el Com ent. de STO. Tomás a ese pas. 1. 13.

[130] De An., 6, 430 b 28. Cfr. el Coment. de STO. TOMÁS a ese pasaje, lec. 9.

[131] Cfr. STO. Tomás, De Ente et Essentia, c. I.

[132] S. Cont. Gent., II, 83. Cfr. ibi., II, 98 e In Met., IV lec. 6, n. 597 y sgs.

[133] STO TOMÁS, S. Theol., I, q. 79, a. 7.

[134] Cfr. S. Theol., I, q. 2, a 3.

[135] STO. Tomás, Comp. Theol., c. 104. Cfr. S. Theol., I-II, q. 3, a. 3 y S. Cont. Gent., III, 50 y sgs.

[136] ARIST., De An., III, 3, 428 b 11 y STO. Tomás, Coment. a ese pas. lec. 6, n. 659.

[137] Cfr. Met., V, 6, 1016 b 32, y STO. TOMÁS, Coment. a ese pas., lec. 8, n. 876.

[138] De An., III, 7, 431 a 16.

[139] De An., III, 8, 432 a 4.

[140] De Sensu et sensato, I, 436 b 6, y el Coment. de STO. TOMÁS a ese lugar, lec. I, n. 17.

[141] In De An., III, 4, lec. 8, n. 705, 709 y 711 y sgs. Cfr. también In De An., III, 8, lec. 13, n. 791.

[142] S. Theol.; I, q. 12, a. 12.

[143] S. Theol., I, q. 86, a. 1.

[144] De Verit., q. 10, a. 5.

[145] Ibid.

[146] Cfr. J. GREDT, Elementa philosophiae aristotelico-thomisticae, t. I, n. 556 y sgs., 71 ed., Herder, Freiburg, 1937.

[147] Cfr. STO. TOMÁS, S. Theol., I, q. 12, a. 12.; I, q. 84, a. 7; In. De An., III, lect. 8, n. 705, 709, 711 y sgs. y lect. 13.

[148] STO. TOMÁS, Quaest. disp. De An., a. 8.

[149] Arist., De An., III, 4. 430 a 1.

[150] S. Theol., I, 9. 79, a 2. Cfr. además el Coment. al lugar citado de ARISTóTELES, In De An., III, 4, lec. 9.

[151] De An., III, 8, 432 a 4.

[152] In Met., VII, 13, lec. 13, n. 1570 y sgs. Cfr. además ARIST., Met., VII, 13, 1038 b 11i.

[153] Cfr. STO. TOMÄS, De Ente et Essentia, c. 4.

[154] In Met. 1, lec. 10, n. 158. Cfr. también S. Cont. Gent., II, 75 y passim en otros lugares.

[155] ARIST., Anal. post., I, 11, 77 a 7; y el Coment. de STO. Tomás a ese lugar, lec. 19, n. 8.

[156] Cfr. STO. TOMAS., In Libr. Sent., I, Dist. 3, q. 1, a 3.

[157] Met., III, 3, 998 b 22 y el Coment. a ese pasaje de STO. TOMÁS. Cfr. también de STO. TOMÁS, De Verit., q.1i, a. I, S. Theol., I, q. 3, a 5. y S. Cont. Gent., I, 25.

[158] In Libr. Sent., I, Dist. 2, a 3, y S. Theol., I, q. 3, a. 5.

[159] Existe traducción francesa del original griego de las obras completas de S. DIONISIO, editadas por Tralin, París, 1932. S. Tomás ha dedicado un amplio y profundo comentario al De divinis nominibus, contenido en el t. 2. p. 220-654, de los Opuscula Omnia, 5 ts., editados bajo la dirección de P. Mando nnet O. P., Lethielleux, París, 1927.

[160] In Libr. Sent., I, Dist. 3. q. 1, a. 3.

[161] Cfr. 3ª Ennéadas, VIII, c. 10, p. 160 y 51 En., V, c. VI, p. 98 y c. IV, p. 95. Ed. greco-francesa, establecida, traducida y anotada por E. Bréhier, 7 ts. Edition "Les Belles Lettres", París, 1924-1938.

[162] De An., III, 4, 429 b 5.

[163] De An., III, 4, 430 a 8.

[164] Ibid., 430 a 2.

[165] In De An., III, 4, lec. 9, n. 724 y sgs.

[166] De Verit., q. 10, a 8.

[167] I, q. 89.

[168] S. Cont. Gent., II, 97.

[169] Quaest. Disp., De An., a. 17.

[170]. Theol., I, a. 89, a. 2.

[171] Met., XII, 9, 1074 b 34. Cfr. STO. TOMÁS, Coment. a ese pasaje, lec. II, n. 26o1, 26o8 y sgs.

[172] Met., XII, 9, 1074 b 34. Aristóteles niega expresamente en el lugar citado que Dios conozca algo fuera de sí mismo. Con esa negación quiere excluir de Dios - y en esto S. Tomás está con él, y con razónun conocimiento causado por las cosas distintas de El. La intención de Aristóteles es alejar de Dios un conocimiento del mundo que pudiera comprometer la Perfección infinita, el Acto puro de Dios. Pero, sha negado realmente a Dios un conocimiento di mundo alcanzado en el Acto de su propia esencia? El Filósofo no ha visto la posibilidad de un tal conocimiento. Al menos no se ha referido a él. Pero en todo caso tampoco lo habría comprendido en la negación antes dicha; y la extensión de esta negación comprendería tan sólo aquel conocimiento determinado en su Inteligencia por el mundo, y que implicaría una imperfección. Si aceptamos esta interpretación, Aristóteles en este punto n o se habría equivocado negando a Dios el conocimiento del mundo, sino que se habría limitado -com,) en otros puntos de su sistema- a negar un conocimiento divino absurdo. sin pronunciarse positivamente sobre si Dios tiene y de qué manera otro modo de conocer las cosas distintas de El. Tal es la benévola interpretación de S. Tomás a ese pasaje de la Metafísica, cuando dice, un poco antes de sus palabras que enseguida citaremos en el texto: Aristóteles "intenta demostrar que Dios no entiende otra cosa sino a Sí mismo en cuanto lo entendido es perfección del inteligente y de aquello que es entender (in quantum intellectum est perfectio intelligentis, et ejus, quod est intelligere). Ahora bien, es evidente que ninguna otra cosa fuera de Dios puede ser entendida por Dios, que sea su perfección. Pero tampoco se sigue que todas las demás cosas le sean ignoradas (nec tamen sequitur quod omnia alia a se sint ei ignota); porque entendiéndose a Sí, entiende todas las demás cosas (nam intelligendo se, intelligit omnia alía) ". In Met., XII, 9, I, 11, n. 2614.

[173] In Met., XII, 9 lec. 11, n. 2614 y sgs. Cfr. También De Subs. separ., c. 13 y sgs. y S. Theol., I, q. 14, a. 5.

[174] Cfr. STO. TOMÁS, Ibid.

[175] Cfr. STO. TOMÁS, S. Theol.. I, q. 3, a. 4 y 7; Super Sent., I, Dist. 8, q. 4, a. 2 y De Poten., q. I, a. 2.

[176] De An., II, 3, 414 a 31; 2, 413 b 25; y III, 9, 432 a 15.

[177] Ibid., II, 2, 413 b 10.

[178] De An., III, 4, 429 a 13 y sgs. Cfr. el claro y preciso Coment. de STO. TOMÁS a ese lugar, lec. 7, n. 675 y sgs.

[179] De An., II, 5.

[180] De An., II, 12, 424 a 22 y sgs.

[181] Ibid., II, 12, 424 a 17 y sgs.

[182] Ibid., II, 12, 424 a 32 y sgs.

[183] S. Theol., I, q. 12, a. 2.

[184] Cfr. STO. Tomás In Met., VII, lec. 13, n. 1588 y S. Theol., I, q. 76 a. 3.

[185] In De An., II, 4, 429 a 13, lec. 7, n. 575, y III, 5, lec. 10, n. 728 y sgs. Véanse además los textos que luego aduciremos en el capítulo siguiente acerca del entendimiento agente, los cuales se refieren también al presente tema, ya que la species intelligibilis es el efecto de aquel entendimiento, y que es esta species quien exige la existencia de tal facultad.

[186] Cfr. el citado texto De An., III, 5 lec. 10, n. 728 y sgs.

[187] Más adelante, al referirnos al entendimiento agente y posible, aduciremos los textos concernientes a este punto.

[188] Arist., De An., III, 8, 432 a 4 y el Coment. a ese pasaje de S. Tomás, lec. 13.

[189] ARIST., Met., VII, 13, 1038-b 11; y el Coment. de STO. Tomás a ese pasaje, lec. 13, n. 1570 y sgs. Cfr. también ARIST., Met., I, 9, 990 a 30 y sgs., y STO. TOMÁS, Coment. a ese lugar, lec.10, nº 158.

[190] ARIST., De An., III, 4, 429 a 22, y STO. Tomás, Coment. a ese lugar, lec. 7.

[191] Cfr. S. TOMÁS, Coment. In. De An., III, 5, 430 a 10, lec. 10, n. 728 y sgs.

[192] De An., III, 5, 430 a 10 y sgs.

[193] De An., III, 4, 430 a 3 y sgs. Cfr. el Coment. de STO. Tomás a ese lugar, lec. 9.

[194] Ibid., 429 a 15 y sgs.

[195] Ibid., 429 b 10 y sgs.

[196] De An., III, 4, 430 a 2.

[197] In De An., III, 5, lec. 10, n. 728 y sgs.

[198] S. Theol., I, q. 79, a 3. Cfr. además De Spirit. creat., a. 9-10, Quaes. Disp. De An., a. 4-5 y S. Contr. Gent., II, 76-78.

[199] Cfr. S. Theol., III, q. 62, a. 4.

[200] Cfr. Ibid., ad. 1.

[201] Cfr., Ibid., a. 1 ad. 2.

[202] De Verit., q. 10, a. 6 ad. 7. Cfr. S. Theol., I, q. 85, a. 3 y 4.

[203] S. Theol., I, q. 84, a. 6.

[204] De Verit., q. 10, a. 6 ad 7.

[205] De Verit., q. 10, a. 6 ad 8.

[206] De Verit., q. 27, a. 4 ad 5.

[207] De An., III, 5, 430 a 10.

[208] De An., III, 4, 429 a 10.

[209] De An., III, 5, 430 a 10.

[210] De An., II, 2, 413 b 10.

[211] Met., IX, I, 1046 a 20.

[212] Met., XIII, 9, 1074 b 34.

[213] De An., III, 4, 429 a 10.

[214] De An., II, 2, 413 b 24 y sgs.

[215] De An., III, 4, 429 a 28.

[216] Met., V, 6, 1016 a 17 y sgs.

[217] Met., VII, 13, 1039 a 3, y el Coment. de Sto. Tomás a ese lugar. Cfr. también S. Cont. Gent., II, 54 y S. Theol., I, q. 50, a. 2 ad 3 y III, q. 17, a. 2.

[218] Así KAMPE, en su obra Erkenntnistheorie des Aristoteles, 12

[219] Además de los textos al respecto, citados en el n. anterior, véase De An., I, 4, 408 b 13-15.

[220] De An., III, 5, 430 a 22.

[221] De An., III, 5, 430 a 14.

[222] De An., III, 5, 430 a 24-25.

[223] De An., III, 5, 430 a 24.

[224] De An., III, 5, 430 a 24.

[225] Ibid.

[226] In De An., III, 5, lec. 10, n. 745.

[227] La Doctrine de l'Intelligence chez Aristote, c. 10, pág. 82 y sgs. Vrin, París, I934.

[228] Cfr. c. V, n. 1, nota 2 de la presente obra, donde se expone y discute el pensamiento aristotélico al respecto.

[229] Cfr. S. TOMAS, In De An., III, 5, lec. 10, n. 745.

[230] Plotino, Ennéadas, 5a., I, c. 2 p. 17 y c. III, p. 19, y Ennéadas, 3a., VI, c. XIV, p. 115, etc. de la edic. de Bréhier antes citada.

[231] O. HAMELIN, Le Système d'Aristote, 2a. ed., 385-387. Alcan, París, 1931.

[232] Coment. In De A n., 111, 4, lec, 7, n. 689 y sgs. y 5, lec. 10, S. Theol., I, q. 79, a. 4-5, y su opúsculo especial, De Unitate intellectus contra Averroistas.

[233] FR. Brentano, Die Psy ch ologie des Aristoteles und seine Lehre von nous poiétikos, Mainz, 1816.

[234] De An., III, 4, 429 a 18 y principalmente III, 5, 430 a II. (toito de o panta dinamei ekeina).

[235] De An., III, 5, 430 a 17-25.

[236] De An., II, 4, 415 a 18 y el Coment. de Sto. Tomás a ese lugar, lec. 6, n. 304 y sgs.

[237] De An., III, 5, 430 a 11-12.

[238] Ibid., 14.

[239] Met., IX, espec. 8, 1049 b 3 y sgs. Cfr. el Coment. de S. Tomás a ese lug, y R. Garrigou-Lagrange, Le réalisme du principe de Finalité, c. I, Desclée, De Brouwer et Cie, París, 1936.

[240] De An., III, 7, 431 b 2.

[241] De An., III, 3, 428 b 11

[242] De Sensu et Sensatu, I, 436 b 6.

[243] De An., III, 7, 431 b 2.

[244] De An., III, 5, 430 a 18-20.

[245] Met.,IX, 8 y 9, 1049 b y sgs.; y XII, 6-9, 1071 b y sgs. y Phys., VIII, 6, 258 b 13.

[246] De An., III ,4, 429 b 5 y sgs., y 430 a 2 y sgs.

[247] De An., III, 4, 429 b 30.

[248] De An., III, 5, 430 a 17-18.

[249] Ibid.

[250] Entre otros lugares es llamado apatés en De An., III, 4, 429 a 15; amigé Ibid., 18: y koristá Ibid., 429 b 21.

[251] De An., III, 4, 429 a 28.

[252] S. Theol., I, q. 76, a. 3 ad 1.

[253] Cfr. las definiciones aristotélicas del alma ya citadas.

[254] Ibid.

[255] De An., I, 5, 410 b 10-15 y 411 b 6-14.

[256] De An., II, 2, 414 a 12.

[257] De An., II, 3, 414 b 24.

[258] De An., III, 5, 430 a 22.

[259] Cfr. S. TOMÁS, In De An., III, 5, lec. 10, n. 742 y sgs.

[260] Phys., II, 1, 192 b 21. Cfr. el Coment. de S. Tomás, a ese lugar, lec. 1, n. 5

[261] De Part. an., I, 1, 639 b 14 y 5, 645 a 23.

[262] De Coelo, I, 4, 271 a 33. Cfr. Coment. de S. Tomás a ese lugar, lec. 8, n. 14.

[263] De An., III, 5, 430 a 18.

[264] Ibid., 20.

[265] Met., IX, 8.

[266] Cfr. S. Tomás S. Theol., I, q. 79, a. 4 ad. 2, donde interpreta la frase del modo expuesto.

[267] F. Brentano, Die Psychologie des Aristoteles und seine Lehre von nous poietikós, Mainz, 1876.

[268] S. Theol., I, q. 79, a. 1.

[269] Ibid. En el Coment. In De A n., III, 4 lec. 7, n. 689 y sgs., así como en su Opúsculo "De Unitate intellectus contra averroistas", S. Tomás acumula razones contra un entendimiento posible separarlo de nuestra alma -así como rechaza también un entendimiento agente como substancia distinta de la nuestra- que atentaría contra la inminencia de nuestro acto de entender y estaría contra el propio pensamiento de Aristóteles.

[270] S. Theol., I, q. 79, a. 2. Cfr. también el Coment. In De An., III, 4, lec. 7, n. 676 y sgs.

[271] S. Theol., I, q. 79, a. 3.

[272] Ibid., a. 4.

[273] Ibid., a. 3 ad 1.

[274] Ibid., a. 5.

[275] Ibid.

[276] L.. III, lec. 7 y 10.

[277] T. I, p. 33-69 de los Opuscula Omnia. Ed. Mandonnet, Lethielleux, París 1927.

[278] S. Theol., I, q. 79, a. 4.

[279] S. Theol., I, q. 75, a. 2.

[280] In De An., III, lec. 10, n. 728 y sgs.

[281] Sendos artículos dedica S. Tomás a cada una de estas potencias para demostrar que ninguna de ellas se distingue realmente del entendimiento, en la S. Theol., I, q. 79, a. 7-13.

[282] Arist., De An., III, 429 b 32, y S. Tomás, Coment. In De An., a ese lugar, lec. 9, y S. Theol., I, q. 79, a. 2.

[283] De An., III, 4, 429 a 18 y sgs. Cfr. el Coment. correspondiente de S. Tomás, lec. 7.

[284] De Verit., q. 8, a. 6. Cfr. también Super Sent., I, Dis. 8, q. 8, a 3 ad 3.

[285] S. Cont. Gent., I, 100.

[286] De Verit., q. 8, a. 6.

[287] De An , III, 5.

[288] Cfr. Medit. 3a., t. 7, p. 7-38, Medit. 4a., t. 7, p. 53 y Disc. de la Méth., parte 4a., t. 6, p. 38, de las Oeuvres de Descartes publicadas por Adam-Tannery, Cerf, París, 1897.

[289] Joannes a Sto. Toma, Lógica, II, q. 22, a. 4.

[290] Cfr. S. Tomas, S. Theol., I, q. 34, a. 1 ad 2 y 3, y q. 27, a. 1, y también De Verit., q. 4, a. 2 ad 5.

[291] In loa., I, 1, lec. 1.

[292] Cfr. Sto. Tomás, De Pot., q. 8, a. 1.

[293] Lógica, II, 22, 4.

[294] Cfr. J. Gredt., Elementa Philosophiae, t. II, n. 799 y sgs., especialmente 800, VI a. parte y 801, 2, 4-9.

[295] Identidad formal de una cosa consigo misma quiere decir que ni siquiera da fundamento real para una distinción de razón o conceptual: son idénticos hasta los conceptos con que la pensamos.

[296] Cfr. Sto. Tomas, De Verit., 2, 2, texto que hemos transcrito íntegramente en el C. III, n. 17 de esta obra.

[297] Met., IX, 6, 1048 b 18 hasta 1049 a 34, y De An., II, 5, 417 b 3 y sgs.

[298] Editorial Sudamericana 2 ts., Buenos Aires, 1942.

[299] Cfr. J. Gredt O.S.B., Elementa Philisophiae aristotelico-thomisticae, 7a. ed., t. I, n. 279. Herder, Friburgo de Brisgovia, 1937.

[300] Met., XI, 9, 1065 b 16.

[301] S. Theol., II-II, q. 179-182.

[302] De An., III, 7, 431 b 10.

[303] De An., III, 10, 433 a 14. Cfr, también De An., III, 4, 429 a 10.

[304] AVERROES, Coment., p. 192.

[305] Anal. Post., II, 25, 866 b 30, Ind. Arist., 712 a 21.

[306] Eth. a Nic., III, 5, 1112 b 15, y Met., 7, 1032 b 16.

[307] Coment. a ese pasaje de la Eth. a Nic.

[308] Cfr. Ind. Arist., 289 b 39.

[309] Cfr. MARITAIN, Degrés du savoir, A nn exe VII, p. 87 9 y sgs. Deslcée, de Brouwer et Cíe., París, 1932; y Para una Filosofía de la persona humana, p. m r y sgs. Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1937

[310] Eth. a Nic., VI, 13, 1145 a 26 y sgs.

[311] S. Theol., I-II, q. 17, a. 1 ad 2. Cfr. también De Verit., q. 24, a. 2 c. y ad 4.

[312] Maritain, op. et loc. cit., e Ives de Simon, Critique de la connaissan ce morale, especialmente p. 21 y sgs., y 99 y sgs. Desclée de Brouwer et Cíe., París, 1934.

[313] Cfr. MARITAIN, Para una filosofía de la persona humana, c. II, Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1937.

[314] Cfr. S. Theol., I-II, q. 13, a. 3 ad 3.

[315] Cfr. De Verit., q. 24, a. 2 c. et ad 4.

[316] Cfr. Ibid.

[317] Cfr. MARITAIN, Para una filosofía de la persona humana, loc. cit.; y I. SIMON, op. Cit., p. 99 y sgs.

[318] Cfr. S. Theol., I-II, q. 1, a. 1, a y 4.

[319] Ibid., a. 5.

[320] Ibid., a. 6.

[321] Ibid., a. 8.

[322] Ibid., q. 2., a. 8.

[323] Cfr. mi obra Los fun damentos metafísicos del orden moral, c. III, n. 10 y sgs., y c. IV, n. 3. Instituto de Filosofía de la Facultad d e Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1941.

[324] Cfr. ARIST., De An., III, 8, 431 b 21 y S. Tomás, In De An., III, lec. 13, n. 787 y sgs., S. Cont. Gent., II, c. 83, y S. Tbeol., I, q. 79 a 7.

[325] Cfr. S. TOMÁS, S. Theol., I-II, q. 2, a. 8 junto con la q. 3, a. 4 y 8.

[326] Cfr. nuestra citada obra: Los fundamentos metafísicos del orden .moral, c. IV, n. 21 y sgs.

[327] Eth. a Nic., I, 1049 a 20 y sgs., VI, 3 y sgs., 1139 b 13 y sgs., y Met., I, 1, 981 a 5.

[328] Cfr. Eth. a Nic., I, 2, 1094 a 20 y sgs., y S. Theol., I-II, q. 1, a. 5.

[329] Cfr. S. Theol., I, q. 82, a. 2.

[330] Sobre la autonomía y dependencia de la actividad práctico-poiética respecto a la práctico-moral, nos hemos ocupado, refiriéndonos ante todo al arte bello, en nuestro trabajo, Relaciones del arte y la moral, publicado en "Criterio", 18 de abril de 1940, p. 370 y sgs.

[331] Cfr. S. Theol., I, q. 82, a. 1 y 2.

[332] Ibid., I, q. 79, a. 12 y 13, y I-II, q. 94, a. 1 ad 2 y II-II, q. 47, a. 6 ad 1 y 3.

[333] Cfr. S. Tomás, S. Theol., II-II, q. 23, a. 7.

[334] Cfr. I. SIMON, Op. cit., p. 79 y sgs., en que se expone esta doctrina conforme a la mente de S. Tomás.

[335] S. Theol., I-II, q. 57, a. 5 ad 3.

[336] De Verit., q. 17, a. 1 ad 4.

[337] S. Theol., I-II, q. 57, a. 5 ad 3.

[338] Cfr. Ibid. y In II Sent., dist. 24, q. 2, a. 4 ad 2.

[339] Cfr. ARIST., Met., I, 1, 981 a 5, y Eth. a Nic., VI, 4, 1139 b I9 y sgs. y los Coment. corresp. de Sto. Tomás.

[340] Cfr. ARIST., Eth. a Nic., VI, 5, 1139 b y sgs., y Sto. Tomás, Coment. a ese lugar y S. Theol., I-II, q. 57 a. 5 y II-II, q. 47, a. 4, 5 y 6.

[341] Cfr. Los lugares citados de ARIST. y de Sto. Tomás, y además S. Theol., I-II, q. 64, a. 1 y 2, y II-II, q. 47, a. 7, De Virt. in comm.. a 8, y De Virt. Card., a. 2.

[342] Cfr. S. Theol., II-II, q. 47, a. 3.

[343] Cfr. S. Theol., I-II, q. 65, a. 1; q. 58, a. 4; q. 57, a. 5; q. 56, a. 3 e In V Eth., VI, lec. 2.

[344] A más de los textos citados. Cfr. S. Theol., I-II, q. 57, a. 2.

[345] Cfr. S. Theol., II-II, q. 47, a. 2.

[346] S.Theol., I-II, q.57, a.3 y 4 y a.5 ad1 y 3.

[347] Ibid., a. 4 y 5 ad 1 y 3.

[348] Cfr. ARIST., Eth. a Nic., VI, 12, y S. Theol., I-II, q. 65, a. 1.

[349] ARIST., Eth. a Nic., VI, 13, S. Theol., I-II, q. 58, a. 4 y q. 57, a. 5.

[350] S. Theol., I-II, q. 57, a. 5 ad 3.

[351] Cfr. S. Theol., I-II, q. 58, a. 4 y 5.

[352] Cfr. S. TOMÁS, De Virt. in comm., a. 6, In Tert. Sent., Disp., 33, q. 2 a. 5 y S. Theol., II-II, q. 23, a. 6 y I-II, q. 65, a.1i.

[353] Cfr. ARIST., Eth. a Nic., VI, 8 y sgs. y S. Tomás, Coment. a esos caps. y S. Theol., II-II, q. 47, a. 11.

[354] ARIST., en la Eth. a Nic., VI, 3, 6, 7 y 12, y S. TOMÁS, Coment. a esos pasajes y S. Theol., II-II, q. 45.

[355] ARIST., Eth. a Nic., VI, 6, y S. TOMÁS, Coment. a ese pasaje.

[356] ARIST., Eth. a Nic., VI, 3, y S. Tomás, Coment. a ese pasaje y S. Theol., I-II, q. 54.

[357] ARIST., Eth. a Nic., VII, 7 y 12, y S. TOMAS, Coment. a ese pasaje y S. Theol., I-II, q. 57, a. 2 y q. 65, a. 5.

[358] ARIST., Anal. Post., I, 2, 71 b 9. Cfr. además Eth. a Nic., VI, 3 y los Coment. corresp. de S. TOMÁS.

[359] Cfr. a más de los lugares citados de ARIST. y S. TOMÁS, S. Theol., I-II, q. 57, a. a, y q. 66, a. 5.

[360] S. Theol., I-II, q. 58, a. 3, y Cfr. ARIST., Eth. a Nic., VI, 3.

[361] Demás está decir que no debe confundirse este hábito o virtud de la "inteligencia de los principios" con la facultad o potencia misma de .la inteligencia a la que perfecciona como facilidad para una determinada clase de hábitos.

[362] ARIST., Eth. a Nic., 3, 1139 b 15. Cfr. el Coment. de S. TOMÁS a ese pasaje, lec. 3, n. 1143.

[363] Cfr. ARIST., Eth. a Nic., VI, 6, 1141 a 7 y S. TOMÁS, Coment. a ese pasaje lec. 5, n. 1178 y sgs. y S. Theol., I, q. 79 a. 12.

[364] Aristóteles y S. Tomás no incluyen la sindéresls en la enumeración de los hábitos intelectuales; aunque hablan luego de él, como del hábito de los principios prácticos en un tenor enteramente análogo al del intellectus principiorum.

[365] Cfr. loc. cit. de la Eth. a Nic., y Coment. de S. TOMÁS.

[366] S. TOMÁS, S. Theol., I, q. 79, a. 12.

[367] Cfr. S. TOMAS, In De An., III, lec, 15, n. 820 y sgs.; In Eth., VI, lec. 2, n. 129 y sgs.; In Met., II, lec. 2, n. 290 y sgs.; y S. Theol., I, q. 14, a. 16.

[368] Cfr. ARIST., Analy. Post., I, 3, y de S. TOMÁS el Coment. a ese pasaje, lec, 42, y la S. Theol., I, q. 14, a, 1 ad 1.

[369] Cfr., ARIST., Anal. Post., I, 2, 71 b 9, y S. TOMÁS, Coment. ese pasaje, lec. 4, n. 3.

[370] ARIST., Eth. a Nic., VI, 7, 1141 b 11-12.

[371] S. TOMÁS, S. Theol., 1, q. I, a. 6.

[372] Cfr. Los textos citados de ARIST. y S. Tomás.

[373] Eth. a Nic., X, 7, 1177 a 9. Cfr. el Coment. de S. Tomás a ese lugar.

[374] Cfr. S. TOMÁS, S. Theol, II-II, q. 182, a. 1 y 4, y ARIST., Eth. a Nic., X, 7 y 8.

[375] S. Theol., q. 181, a. 3.

[376] Ibid., I-II, q. 3, a. 4, 5 y 8.

[377] Cfr. S. Theol., II-II, q. 181, a. 1 ad 3 y q. 182, a. 1 ad 2 y a. 4.

[378] S. Theol., I-II, q. 3, a. 4, 5 y 8, y II-II, q. 180, a. 8.

[379] Cfr. S. Theol., I-II, q. 3, a. 4.

[380] Cfr. S. Theol., II-II, q. 181, a. 4.

[381] Ibid.

[382] Cfr. S. Theol., q. 3, a. 4 y 8 ya citados.

[383] Ibid. a. 4.

[384] Met., XII, 7, 1172 b 27:

[385] Ibid., 23.

[386] Cfr. Coment. a esos pasajes y S. Theol., II-II, q. 179-182.

[387] Cfr. Arist., De An., II, 12, 424 a 24, y Sto. Tomás, Coment. a ese pasaje, lec. 24, n. 555, y passim, en este tratado de ambos autores. Véase también Arist., De Sensu et Sensato, I, 436 b 6, y el Coment. de Sto. Tomás a ese lugar, lec. I, n. 17, S. Theol., I, q. 77, a. 5, y S. Cont. Gent., Il, 57.

[388] Cfr. todo el L. II y principio del III De An., de Arist. y el Coment. de S. Tomás.

[389] Cfr. Arist., De An., I, 1, 403 a 6, y III, 4, 429 a 26, b 5 y los Coment. de S. Tomás, n. 17 y 684 y sgs. Véase también De Sensu et Sensato de Arist., II, 436 b 6, y Coment. de Sto. Tomás a ese lugar.

[390] Cfr. Arist., De Som. et Vig., 1, 454 a 7, 11 y Sto. Tomás, S. Theol., I, q. 77, a. 5 y S. Cont. Gent., II, 57.

[391] Cfr. Arist., De An., II, 4, 415 6 15 y Sto. Tomás, Quaest. disp. De An., a. 8 y S. Theol., I, q. 84, a. 7.

[392] Cfr. Grabmann, La Filosofía de la Cultura de S. Tomás de Aquino, c. II, n. 2, p. 55 y sgs., C. E. P. A., Buenos Aires, 1942. Segunda edición, Guadalupe, Buenos Aires, 1945

[393] Cfr. Arist., De An., III, 12 y 14, y el Coment. de Sto. Tomás a esos lugares.

[394] Cfr. Arist., De An., II, a y Sto. Tomás, Coment. a ese pasaje, lec. 3 y 4. Véase también para la distinción de la vida y alma sensitiva y vegetativa, Arist., De An., II, 2, 413 b 2 y el Coment. de Sto. Tomás a ese lugar, lec, 3, n. 2-59 y sgs.

[395] Cf:. Arist., De An., III, 4 y Sto. Tomás, Coment. a ese lugar, lec. 7 y S. Theol., I, q. 75, a. 3 y S. Cont. Gent., II. 82.

[396] Cfr. Arist., Met., VII, 13, 1039 a 3 y Sto. Tomás, Coment. en ese llegar, lec. 13, n. 1588, y S. Theol., I, q. 76, a. 3.

[397] De An., II, 3, 414 b 28, y S. Tomás, Coment. a ese lugar, lec. 5, n. 298, y lec. I, n. 224 y sgs., en donde aplica explícitamente la doctrina de la unidad de la forma substancial:"Es imposible que muchas sean las formas substanciales de una misma cosa; [...]. La forma más perfecta (por ejem. la sensitiva en el animal) da a la materia, aquello que le da lo menos perfecto y todavía más".

[398] Así en la definición del alma antes citada en el texto, insinúa la unidad del alma humana, De An., II, 2, 214 a 12. También cuando trata de las diversas partes y potencias del alma, De An., II, 3, 414 b 28 y sgs.

[399] S. Theol., I, q. 76, a.1. Véase también, Comp. Theol., 90 y De Pot., q. 3, a. 9 ad 9.

[400] S. Cont. Gent., II, 58, Cfr. S. Theol., I, q. 76, a. 3.

[401] De An., II, I, 414 a 12. Cfr. también Ibid. 4,3 b 12 y STO. TOMÁS. Coment. a ese pasaje, lec. 4.

[402] S. Cont. Gent., II, 57. Cfr. también S. Theol., I, q. 75, a. 4.

[403] Cfr. el lugar cit. del libro de Grabmann, La Filosofía de la Cultura de S. Tomás de Aquino.

[404] De An., II, I, 412 a 27, b 5.

[405] Ibid., II, 2, 414 a 12.

[406] In De An., II, 1, lec. I, n. 220 y sgs. 224. Cfr. también III, lec. 7, n. 690.

[407] A esta doctrina netamente tomista y también aristotélica de la unidad de la forma se opone Avicebrón, quien, según dice S. Tomás en el lugar citado, ponía en las cosas tantas formas como géneros y diferencias; y asimismo, el propio maestro de Tomás, Alberto Magno y más tarde Scoto con su forma de corporeidad lógicamente anterior al alma, y modernamente otros escolásticos que admiten las llamadas "formas subordinadas" al alma, correspondientes a los diferentes elementos y compuestos químicos de nuestro organismo.

[408] De Unit. Intel., t. I, p. 55 y sgs. de la edic. crit. de Mandonnet de los Opuscula de Sto. Tomás. Lethielleux, París, 1927. Cfr. S. Theol., I, q. 76, a. 1, y S. Cont. Gent., II, 56-57 y 68-70, y De Spirit. Creat., a. 2.

[409] S. Theol., I, q. 76, a. 4.

[410] Quaest. Disp., De An., a. 11.

[411] De Spirit. Creat., 3.

[412] Cfr. Ibid., a. 1 ad 9 y a. 9 ad 4; Quodl., XII, a. 9, I, a. 6, XI, a. 5; Quaest. Disp. De An., a. 9 y 11, De Pot., 3 y 9 ad 9; Sup. Sent., IV, dist. 44, q. I, a. 5; S. Cont. Gent., II, 57-58 y 68, IV, 81; Comp. Theol., 90-92; S. Theol., I, q. 76, a. 2-4 y 6-7, etc.

[413] De An., III, 4, 429 a 10-11.

[414] De An., II, 2, 413 b 25; II, 3, 414 a 32 y II, 415 a 17, etc.

[415] S. Tbeol., I, q. 79, a. 1.

[416] Ibid., a. 2 y sgs.

[417] De An., II, I, 412 a 19. Cfr. el Coment., de Sto. Tomás a ese pasaje, lec. 1.

[418] In De An., lec. 7 y otros pasajes antes citados (Cfr. c. VI, n. 13-14).

[419] S. Theol., I, q. 75, a. 2.

[420] Cfr. De Spirit. creat., a. 2; De Pot., a. 3, 9 y 11; Quaest. Dis. De An., a. 1 y 14; Cont. Gent., 11, 50 y sgs.; Comp. Theol., 79.

[421] El alma o principio vital de los vivientes materiales inferiores al hombre -seres vivientes con vida vegetativa (plantas) o vegeto-sensitiva (animales)- es de sí (per se) ateniendo a su propia esencia, simple; pero en razón de la materia a la que está substancialmente unida e intrínsecamente dependiente, es per accidens compuesta -al menos virtualmente- y en algunos -los más inferiores- también divisible.

[422] De An., II, 2, 413 b 16.

[423] S. Theol., I, q. 75, a. 5, y I, q. 50, a. 2. Cfr. también In De An., II, 2, lec. 7, De Spirit. Creat., a. 1, De Subs. sep., c. 7, De Ente et Essentia, c. 5, etc. Sabido es que los agustinianos medioevales atribuían al alma -a los ángeles- una "materia espiritual", expresión contradictoria en lenguaje tomista, desde que espiritual es precisamente lo que carece de materia y dependencia subjetiva de ella. Pero la expresión agustiniana ha querido expresar sin duda otra cosa: la composición -esencial a toda creatura, sin excluir a los espíritus- de esencia y existencia. La "materia espiritual" no sería, pues, sino el elemento potencial, la esencia, actualizada por la existencia. Esa fórmula -poco feliz y equívoca- significaba, pues, una gran tesis y verdad del tomismo, o al menos la preludiaba.

[424] Cfr, ARIST., Phys., VIII, c. y el Coment. de Sto. Tomás, a ese pasaje lec. 15, n. 3, y De Gen. et Corr., I. 4, 319 b 14.

[425] En realidad, como la cantidad es, según Aristóteles y Sto. Tomás, el accidente propio de la materia, síguese que sólo los compuestos de materia y forma (partes esenciales) poseen composición cuantitativa (partes integrales).

[426] Véase nota 2 de la pág. 262.

[427] De An., III, 5, 430 a 22.

[428] In De An., III, 5, lec. 10, n. 745.

[429] Tal es la acertada crítica que. a su sistema dirige el Card. Z. González en Historia de la Filosofía, 2a. Edic., t. I, p. 326-327 (Jubera, Madrid, 1886), comparándolo con la Palas de Fidias, tan hermosa pero carente sin embargo de ojos.

[430] S. Theol., I, q. 89.

[431] Tal es, en síntesis, el argumento desarrollado en la .S. Theol., I, q. 75, a. 6. Cfr. S. Cont. Gent., II, 55 y 79-81, Quodlib., X, a. 6, Quaest. Disp. De An., a. 14, Comp. Theol., 84; y los Coment. a Aristóteles In De An., III, 5, In Ethic., I, 11, 1100 a 28 y sgs., lec. 15-17.

[432] S. Theol., I, q. 75, a. 6.

[433] De Gen. Anim., II, 3, 736 b 27.

[434] Met., XIII, 6-8, y Phys., VIII.

[435] Philosophie Bergsonienne, P. 426, 2ª edi. Rivière, París, 1930.

[436] La Doctrine de l'intelligence chez Aristote, p. 103-123, Vrin, París, 1934.

[437] Sobre el tiempo de la creación del alma humana, Cfr. S. Theol., I, q, 118, a. 2 ad 2, III, q. 33, a. 2, ad 3, S. Cont. Gent., II, 89, y De Pot., 3, q 9 ad 9-11, y Quaest. Disp.De An. a 11 ad 1.

[438] S. Cont. Gent., lI, 85, S. Theol., I, 90, a. 1, y Comp. Theol., 94.

[439] S. Theol., I, q. 118, a. 2. Cfr. S. Cont. Gent., II, 86, 88-89 y Comp. Theol., 93.

[440] S. Theol., I, q. 45 a. 3 ad 1 y 3 y a. 5; De Pot., q. 3, a. 1-5, S. Cont. Gent. II, 15; De Subs. Sep., c. 9 y 10 y Sup. Sent., II, dist. 37, q. 1, a. 2.

[441] S. Theol., I, q. 90, a. 2. Cfr. S. Cont. Gent., II, 87 y De Pot., q. 3, a. 9.

[442] Comp. Theol., 93. Cfr. S. Theol., I, q. 90, a. 2.

[443] De An., II, 3, 414 b 1.

[444] Coment. al pasaje cit. lec. 5, n. 288 y sgs.

[445] Véase para ello, entre otros, los siguientes pasajes: De Verit., q. 25, a. 1; Super Sent., III, dist. 2-7, q. 1, a. 2, S. Theol., I, q. 19, a. 1 y 80, a. 1; I-II, q. 26, a. 1, q. 27, a. 2 ad 3 y q. 28, a. 1.

[446] Véase para ello: ARIST. De An., III, 9, 432 b 5, Ethic., X 7, 1177 a 19 y S. TOMÁS, De Verit., q. 22, a. 10 ad 2 y a. 11, Coment., al cit. pasaje De An., lec. 14, n. 802, Coment. al lugar cit. de Ethic, lec. 10, n. 2087, S. Theol., I, q. 80, a. 2, q. 82, a. 3, a. 4 ad 1 y I-II, q. 23, a. 6 ad 1.

[447] S.Theol., I, q.80, a. 2 ad 2.y q.59, a.3.

[448] Cfr. S. Tomás, De Verit., q. 22, a. 5 y 6, De Malo, 6, S. Theol., I, q. 82, a. 1-2 y 1-II, q. 5, a. 8 y q. 10, a. 2.

[449] Cfr. Arist., De An., II, 4, 415 a 18 y sobre todo S. Tomás en el Coment. a ese pasaje, lec. 6, n. 304 y sgs.

[450] S. Theol., I, q. 82, a. 1.

[451] Cfr. Arist., Eth., III, 7, 1113 b 6 y 1114 a 3, y el Coment. de Sto. Tomás, a ese pasaje, lec. 11, n. 496 y sgs. Allí se desarrollan los argumentos en favor de la libertad. Véase también S. Theol., I, q. 82, a. 2 y q. 83 íntegra.

[452] S. Theol., I, q. 83, a. 4.

[453] Cfr. S. Theol., I, q. 83, a. 1.

[454] S. Theol., I, q. 59, a. 3.

[455] Ibid., I, q. 83 a. a. Cfr. también I, q. 19, a. 10, I-II, q. 6, a. 2 ad 2, De Malo, q. 16, a. 5 y Comp. Theol., 76.

[456] Ibid., I, q. 80, a. 2 ad 2.

[457] Cfr. E HUGON, Cursus Philosophiae Thomisticae, III Metaphysica, 3a. ed., p. 160, donde se expone la definición de S. Tomás sobre la libertad Lethielleux, París, 1928.

[458] Quien la define así: substancia individual de la naturaleza racional (rationalis natura individua substantia), en el c. III de su Liber De Persona et de duabus naturis, contra Eutyques y Nestorio.

[459] De un. Verbi Inc., a. 1.

[460] S. Theol., III, q. a, a. 3 c. y ad 2.

[461] Cfr. S. Theol., III, q. 16, a. 12 ad 2 y I, q. 29, a. 1 c. y 3 ad 2.

[462] Cfr.. Quodl. II, a. 4.

[463] De un. Verbi Inc., a. 1.

[464] En Sum. Theol., III, q. 16, a. 12.

[465] S. Theol., I, q. 29, a. 1.

[466] Esta situación de privilegio del "ser de la propia existencia" frente a los demás seres ha sido puesta en relieve por la filosofía existencialista de M. Heidegger. El error del filósofo de Sein und Zeit ha sido confundir esta afirmación: el ser propio y ajeno no es aprehendido como tal, sino en el ser de la persona (tesis verdadera), con esta otra: sólo en la propia existencia son el propio ser y el ser de las demás cosas, de tal modo que el ser del mundo, del no-yo, pertenece y constituye, -como su horizonte o límite inmanente, tanto como el ser del yo, el ser de la propia existencia, desde que "el ser de la existencia propia n o es sino u n estar en el mundo" (tesis falsa). No, las cosas no son porque nosotros las pensemos o amemos, sino que son ellas desde su trascendencia ontológica las que iluminan con su inteligibilidad nuestra inteligencia y las que mueven con su bondad nuestra voluntad; aunque es cierto que sólo en la persona llegan a penetrar en la conciencia, a tener este nuevo modo de existir que es el conocimiento, de suerte que si no existiese persona alguna -hipótesis absurda desde que sin la existencia del Acto puro esencialmente personal, no sería posible ninguna existencia ni esencia- los seres materiales inconscientes, sin dejar de ser, serían como si no existiesen: ni ellos ni otro los aprehendería y sabría su existencia.

Otra cuestión es plantear el problema en un orden absoluto -tal como se lo plantea, por ejemplo, Pieter Van der Meer ele Walcheren en su admirable diario íntimo: Nostalgia de Dios, p. 35-, sin una persona que piense y ame las cosas, la existencia del mundo es un absurdo, n o tendrían razón de ser. De ahí la primacía de la persona y de la inteligencia sobre el mundo material, que en definitiva no es sino la primacía del Acto sobre la potencia. "In principio erat Verbum ... omnia per Ipsum facta sunt”.

[467] La Inteligencia -el Acto de inteligencia de sí mismo- coincide real y formalmente con el Ser subsistente divino y constituye por eso mismo, la esencia metafísica de Dios.

[468] Cfr. S. Theol., I, q. 82, a. 4.

[469] S. Theol., I-II, q. 3, a. 4.

[470] Ibid., a. 5.

[471] S. AGUSTIN, Confesiones, L. X, c. 23.

[472] S. Theol., I-II, q. 3, a. 4 y 8.

[473] Ibid., a. 8.

[474] S. Theol., II-II, q. 181, a. 4.

[475] Este conocimiento de Dios a partir de un objeto espiritual, como es la propia alma aunque análogo también, hubiese sido muy superior al de la tierra y hubiese fijado para siempre al alma -debidamente ordenada a su último fin en la hora de la muerte- en Dios y constituído, junto con el goce de la voluntad en su posesión, la llamada beatitud o felicidad natural, única alcanzable y cognoscible por solas las luces de la razón, por la filosofía. Sin embargo, la Revelación cristiana nos enseña que esas exigencias naturales de nuestro ser han sido infinitamente superadas por la liberalidad de Dios, quien se entrega a la inteligencia como Verdad en sí, n o ya a través de las ideas análogas, sino directa e inmediatamente, tal como es en sí, "sicuti est", y como El mismo se conoce a sí mismo, haciendo partícipe al hombre de su propia felicidad divina.

[476] Así lo he procurado poner en evidencia en una conferencia pronunciada en los Cursos de Cultura Católica de Buenos Aires el año 1942 sobre: "El espíritu de la filosofía tomista a través de su principio orgánico fundamental del acto y la potencia" y publicada en la revista "Sol y Luna", Nº 10 Buenos Aires, 1943, y que ha sido incluída entre los trabajos que forman el volumen segundo de mi obra Filosofía moderna y filosofía tomista, recientemente editada por Guadalupe y los Cursos de Cultura Católica de Buenos Aires, 1945.




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