CAPÍTULO III. DE OTRA MEMORIA MÁS ALTA

La perfecta memoria de Dios que yo aquí querría amonestar es un ejercicio de más importancia y más alto que no el que hemos dicho; y conviene mucho a los que siguen el recogimiento, porque lo presupone; y para que sea perfecta esta memoria de Dios es menester que caiga sobre el recogimiento, la cual lo perfecciona y le da más viveza. Donde la memoria de Dios sobre el recogimiento es una resurrección espiritual. Bienaventurados dice San Juan que son los muertos que mueren en el Señor (Ap 14,13) por perfecto recogimiento, donde se ha el hombre a manera de muerto no usando de los sentidos exteriores.

Aunque éstos son bienaventurados, más lo son los que resucitan en el Señor, y no es increíble a los que algo sienten esta resurrección; porque muchos cuerpos de los santos que habían dormido resucitan con el mismo Señor para entrar en la santa ciudad del ánima pacífica y aparecer a muchos, esto es, a todas las cosas que antes en el hombre estaban por el recogimiento amortiguadas; ca esta memoria de Dios hace que obren todas las cosas interiores y exteriores del hombre, dándoles una operación sencilla que se compadece con el recogimiento; la cual no es sino una representación de Dios en su desnudo ser. Si es acostumbrada sobre el recogimiento, revístese en el hombre y parece que de muerto lo hace vivo, y le aviva las entrañas y el corazón y los ojos; no a otra cosa sino a Dios, porque esta memoria es de solo Dios.

Esta memoria de Dios que hemos de tener no es sensitiva, quiero decir que más obra en este negocio la memoria intelectiva que no la sensitiva; porque la sensitiva tiene en sí la representación de la cosa particularmente con las especiales condiciones que conviene a la misma cosa, mas la memoria intelectiva tiene en sí la representación de la cosa sin derramarse a condiciones que particularizan la cosa, sino en universal y generalmente. Por una manera alta se acuerda de Dios que es un ser no limitado, una bondad no medible, un principio que no se comienza, un fin que no se acaba, un henchimiento que nada deja vacío, una fuerza invencible, un saber que nada ignora; en tal manera que, cuando nos acordásemos de Dios y le pusiésemos algún nombre, luego hemos de generalizar el tal nombre quitándole todo lo que pueda sonar limitación o imperfección, así como si le dijéramos ser piélago, hemos de añadir sin suelo ni ribera, y si lo llamáremos maestro, hemos de añadir universal, que no puede errar; si lo llamáremos majestad hemos de añadir que no puede ser disminuida, y de esta manera siempre obrará la memoria intelectiva sin que cese el recogimiento a un solo bien.

Si se te hace dificultosa la manera dicha para usar este ejercicio de la memoria de Dios, obra siquiera esto, que es recoger tu corazón; y dejados los cuidados, ten este santo nombre de Dios en tu memoria todo el más tiempo que pudieres, y suspira a Él, según dice toda nuestra letra; y así podrás aprovechar mucho y venir a la verdadera memoria de Dios, la cual, según dice San Jerónimo, excluye y lanza fuera todas las maldades. Y este ejercicio, si caes bien en él, podráslo usar estando leyendo y escribiendo y haciendo otras cosas, a las cuales se requiera el recogimiento del corazón. Empero, si mucho lo usas en estas cosas, vendrá a tiempo que no puedas pasar adelante en lo que tienes entre manos, porque, cuando crece esta memoria de Dios, ocupa todo el hombre y hácelo cesar de hacer otras cosas.

Este santo ejercicio tuvieron muchos santos varones de que la Sagrada Escritura hace mención. Túvolo el santo viejo Tobías, el cual, como persona que había experimentado cuán bueno era, dijo a su hijo, dejándoselo casi por espiritual heredad (Tob 4,5): Hijo, tendrás todos los días de tu vida en tu memoria a Dios.

Los que se dan a este ejercicio son semejantes a los ángeles, porque se trabajan de tener consigo siempre a Dios; y por eso dijo Tobías que lo tuviese en la memoria todos los días de su vida; lo cual afirma David de sí mismo, diciendo (Sal 15,8): Representaba al Señor siempre en mi acatamiento, porque a mis diestras está para que no sea yo comovido; y por esto se alegró mi corazón y se gozará mi lengua, y, allende de esto, mi carne se holgará en mi esperanza.

Sobre las segundas palabras dice la glosa de Casiodoro: Los que siempre miran a Dios con la agudeza de la vista del ánima no se inclinan a pecados. Casi esto mismo dijo San Jerónimo, porque ambos sabían cuánto olvida el pecar el que se trabaja por tener continuo a Dios en la memoria. En lo que más dijo David nos enseña todos los otros bienes que de aqueste ejercicio se sigue.

Usaba también este ejercicio el profeta Elías, el cual decía por manera de juramento (1 Re 17,1): Vive el Señor Dios de Israel, en cuya presencia estoy. Pensar el hombre o acordarse que está en la presencia de Dios y representarlo delante de sí y tenerlo en la memoria, todo es una cosa.

Las mismas palabras dijo Elíseo, discípulo de Elías, en el cuarto libro de los Reyes (2 Re 3,14), donde se conjetura con harta evidencia que el santo profeta Elías, su maestro, le había enseñado este ejercicio, que es un pensar hombre que está delante de Dios y que siempre nos ve; delante del cual debíamos estar tan quietos y compuestos de dentro y de fuera como los pajes, que están delante de su señor suspensos en él y muy atentos para ver lo que manda.

Y porque esta representación de Dios debe ser continua, dice David (Sal 104,4-5): Buscad al Señor y sed confirmados, y buscad siempre su cara de él; acordaos de las maravillas que hizo y de sus milagros, y de los juicios de su boca.

Lo que más somos obligados a hacer es buscar a Dios; y lo que menos hacemos y más dificultoso es de hacer, mayormente por la manera dicha, que consiste en una intención con que el ánima está muy intenta al mismo Señor por continua memoria de él; para lo cual es menester una confirmación de corazón, para que el hombre no se canse ni cese, creyendo no poder salir con la cosa que ha comenzado, de manera que tengamos certidumbre de hallar al que sale a recibir a los que lo desean y buscan, como parece en la Magdalena; según San Agustín dice sobre lo que más se sigue en el verso: La cara, esto es, la presencia del Señor hemos de buscar, la cual aunque se halla por fe, empero siempre en esta vida la hemos de inquirir para que después sea habida por presencia.

En estas palabras parece poner este santo dos maneras de buscar la cara de Dios: la una es por fe, que a todos conviene; la otra es por esta memoria de que hablamos, que añade algo sobre la primera, y ésta es un inquirir con viva solicitud del corazón, que apenas se olvida de lo que busca, antes por esto acontece olvidarse de todas las otras cosas y aun de las más necesarias, como los discípulos, que yendo con el Señor se olvidaban del pan que habían de llevar para comer (Mt 16,5). Y dice San Agustín sobre las dichas palabras: ¡Oh!, también entonces sin fin será buscado, porque el que es amado siempre es deseado, siempre es buscado, por que no sea ausente, mas siempre presente; el malo puede temer la presencia que el bueno ama.

En lo que más dice David en el verso ya dicho da manera a los menos perfectos cómo puedan tener memoria de Dios; y esto es mediante sus maravillas y obras excelentes y juicios, que son admirables, para que así mediante la memoria de las obras se acuerden del maravilloso obrador, cuya sola memoria vale más que la memoria de todas las cosas que Él ha hecho; mayormente si es tal como el Sabio nos la amonesta, diciendo (Eclo 37,6): No te olvides de tu amigo en tu ánimo y no carezcas de su memoria en tus obras.

Esta memoria ha de estar dentro en el ánimo, asentada en el corazón; porque si de Dios hemos de tener memoria, ha de ser como de amigo especialísimo, que nos es más amable que padre ni hermano; y de esta manera será cosa fácil de tenerlo siempre en la memoria, porque la estrecha amistad hará que su memoria se arraigue y prenda en nuestro corazón, para que, según se sigue, también le ofrezcamos e intitulemos todas nuestras obras, teniendo en ellas de él memoria y haciéndolas por su amor y ofreciéndoselas como fruta que de la raíz, que es su santa memoria, procede.




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