Tomás Melendo

ENTRE MODERNO Y POSTMODERNO: INTRODUCCIÓN A LA METAFÍSICA DEL SER

Cuadernos de Anuario Filosófico - Serie Universitaria Nº 42 © 1997. Tomás Melendo. Edición en Micro Book Studio por Micro Edit Studio 1.09
A Ángel Luis González, agradecido


I. LA ANÉCDOTA POSTMODERNA

"Las dificultades de la cultura actual encuentran su más profunda raíz en el abandono de la metafísica del acto de ser, que ha conducido a un agnosticismo difuso sobre Dios, Ser subsistente, y sobre el hombre, ente personal participado"

Lluís CLAVELL

Hace sólo veinticinco o treinta años eran voces aisladas. Y la mayoría las calificaba como agoreras. Hoy se trata de un clamoreo incesante y polimorfo, que se extiende a casi todas las manifestaciones de la creatividad humana. Es el vasto dominio de lo post-moderno. Algo de tan tenue densidad filosófica que sólo merece encontrar cabida en los apéndices o en las notas a pie de página de algún libro de divulgación. Y que aquí rememoro, exclusivamente, como elemento inicial de un diagnóstico: una diagnosis que señale las coordenadas de la tarea de vitalización de la metafísica, y de toda una cultura, que el presente libro propugna y a la que pretende contribuir.

Casi todos los que se caracterizan con el calificativo de post-modernos comparten dos rasgos muy definidos. Por una parte, la clara conciencia de que la inspiración radical que ha animado durante siglos el denominado proyecto moderno se encuentra agotada. Por otra, y como consecuencia, el intento de trascender los planteamientos de lo que de un tiempo a esta parte —confiriendo al vocablo un contenido más axiológico que de pura cronología— se conoce como modernidad[1].

Dentro de esta matriz común, y limitando mi reflexión a las manifestaciones con mayor contenido teorético o filosófico, cabría distinguir dos corrientes post-modernas, mutuamente enfrentadas:

a) Antes que nada, la falsa post-modernidad, a la que también casaría el calificativo de tardomodernidad o ultramodernidad. Se trata de manifestaciones y propuestas que en su raíz continúan siendo modernas, por cuanto no renuncian a los designios de fondo que han impulsado la cultura occidental en las últimas centurias. De ahí que las haya incluido en la falsa post-modernidad.

Y es que, en efecto, los representantes de estas corrientes pretenden, sí, rebasar la modernidad, sobre todo en la versión ilustrada. Pero se resisten a renegar de sus principios inspiradores básicos. Más aún, pretenden exasperarlos hasta el paroxismo y llevar hasta sus últimas consecuencias la deletérea virtualidad contenida en ellos[2].

Se cuentan entre tales exponentes algunos de los portavoces del postestructuralismo francés (Barthes, Derrida, Deleuze, Foucault, Baudrillard y Lyotard, entre otros), los cabezas de serie del autodenominado pensiero debole (Vattimo, Rovatti, a su modo Eco o, en un ámbito parcialmente distinto, Rorty)… y todo un conjunto de sedicentes filósofos que pululan a sus alrededores[3].

b) En segundo término, nos topamos con la postmodernidad que reivindicaría para sí el título de auténtica, y que Llano calificó hace años como contemporaneidad[4]. Estos «contemporáneos» buscan efectivamente superar el impasse, el callejón sin salida en que ha desembocado la modernidad. Y, para ello, se proponen modificar cuanto sea necesario el proyecto moderno y liberarlo de su daimon autodestructor, sin rechazar, sin embargo, los logros reales que la civilización humana ha conquistado en los últimos siglos.

Del estudio de estas dos posturas encontradas —dotándolo de cierta radicalidad y hondura metafísica— podrían surgir los puntos de referencia para encuadrar la sustancia del libro que ahora comienzo. Como preámbulo para abordar esa tarea, resulta muy oportuno un breve análisis de la médula de la situación presente.




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