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Antonio a Teodoro, su hijo querido: gozo en el Señor. Sabía que
el Señor no haría nada sin revelar su sentido a sus servidores, los
profetas. No me parecía, pues, necesario indicarte lo que el
Señor me ha revelado hace ya tiempo. Pero acabo de ver a tus
hermanos, con Teófilo y Copres, y Dios me ordena escribirte lo
siguiente:
Muchos de los que adoran a Cristo en verdad, y esto no puede decirse
que en todo el mundo, han caído en el pecado después de su bautismo.
Pero han llorado y se han arrepentido, y Dios ha acogido sus lágrimas
y su arrepentimiento. Hasta el día en que te envío esta carta ha
borrado los pecados de quienes así se han portado. Léela a tus
hermanos para que se alegren al escucharla.
Saluda a los hermanos. También te saludan los hermanos de aquí.
Pido para que obres bien en el Señor.
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